uno

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— ¿un trabajo? — después de haberle dicho aquello, la castaña preguntó no estando muy segura que eso en realidad había pasado y el menor asintió.

— te lo juro. fue comenzando último año...como...en marzo. y como ninguno tenía pareja tuvimos que hacerlo juntos, ¿no lo recuerda? — ahora se dirigió hacia el pelinegro, el cual permaneció un momento en silencio hasta que habló.

— ah, sí...ya lo recuerdo...pero sólo vine aquí una vez. por eso tu casa se me hacía tan conocida, hori. — el mencionado (teóricamente) se encogió sobre su asiento al pensar que le estaba hablando a él cuando en realidad se estaba dirigiendo a su hermana.

— ya... ¿y por qué yo no lo sabía? — se encogió de hombros.

— tú nunca me preguntaste y no es como si fuera algo importante. — le dio un sorbo al jugo de cartón que kyoko había traído de la tienda mientras contestaba desinteresado. — además, tú tampoco me contaste que izumi había venido...ni que era amigo de sota, al parecer.

— ¿...izumi? — el hecho de que ambos mayores preguntaran al mismo tiempo se le hizo sumamente extraño, de distintas maneras.

— sí...izumi. ¿no se llama así? — una vez más, le preguntó al pelinegro, el cual permaneció un momento en silencio. salvo que cuando estaba a punto de hablar, la voz de la castaña entre ambos lo interrumpió de repente.

— claro...yo también recuerdo. pero tú me dijiste que irías a casa de izumi a hacer un trabajo...yo no sabía que hablabas de él. — a pesar que murmuró aquello último, fue lo suficientemente audible como para que ambos escucharan y el menor de todos soltara una suave carcajada.

— hermana, ¿no sabías el nombre de miyamura? — todo lo que ella hizo fue cruzarse de hombros, indignada, como respuesta. — sí que eres despistada.

— ¿huh? ¿te vas? — al ver que el castaño se levantaba del piso, le preguntó.

— sí...no me necesitan aquí y...— buscó alguna otra excusa para no parecer tan maleducado con lo que acababa de decir. —...tengo tarea que hacer.

— pero hoy no enviaron tarea. — «demonios, es cierto...vamos en la misma clase». al oír la voz de miyamura contradiciéndolo, tuvo ganas de patearle la cabeza. estaba a la altura perfecta dado que él se encontraba sentado frente a él. vaya oportunidad perdida.

— ¿por qué quieres irte? acompáñanos, vamos a ver una película. — al oír el tono tenebroso en la voz de su hermana, hizo una mueca. era obvio que verían una de terror, eran las favoritas de kyoko. de no ser por la escuela, ella sería capaz de pasarse la noche entera tan sólo viendo películas de terror. kyouka estaba seguro que era tan miedoso porque su hermana nació sin estímulos hacia ese tipo de películas; todos los peores genes habían recaído sobre él.

— ugh...paso. sé qué clase de películas te gustan, kyoko. — se cruzó de brazos esquivando la mirada de la mayor, pero permaneciendo en su lugar.

— ¿qué películas son? — el tono inocente del mayor le pareció triste. él no estaba enterado de lo tétrica que podría llegar a ser kyoko, pobre chico.

— ¡por favor, hermanito! ¡acompáñanos! — estaba dispuesto a seguirse negando hasta que un último comentario llamó su atención y lo hizo cambiar de opinión en un instante. — prometo hacerte la cena esta semana.

como era su turno de hacer la cena y era lo que más odiaba, tuvo que aceptar su propuesta. él no era estúpido, si kyoko decía algo así es porque lo cumpliría. así que todo lo que hizo fue volver a sentarse con cuidado sobre el piso, salvo que ahora estaba entre miyamura y su hermana.

hori ☆ miyamuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora