nueve

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quizás se habría hecho ya demasiado tarde, pero la verdad es que ni miyamura ni kyouka habían tomado atención del tiempo que estaba pasando mientras conversaban de cualquier cosa en la habitación del menor. seguramente pronto sería medianoche, habían pasado quizás tres o cuatro horas desde que las chicas se asomaron por la puerta para despedirse de ellos y desearles buenas noches a ambos.

— ¿no le dolió? — continuando con el mismo tema de las perforaciones del mayor, kyouka le preguntó luego que él le dijera que se las había hecho sin soporte de nadie ni ninguna preparación o algo parecido.

— algo, pero luego de una cuantas te acostumbras. — él se encogió de hombros como si fuera cualquier cosa y el contrario todo lo que hizo fue una mueca de dolor, como si le estuviese pasando a él.

— lo admiro, miyamura-san. francamente yo no aguantaría...soy muy poco susceptible al dolor. — una vez más esa noche, el mencionado soltó una suave risa por el comentario del más pequeño.

— oye, hori. ¿puedo preguntarte algo? — apoyando mejor su espalda contra la pared y manteniendo su posición sobre la cama, interrumpió su anterior tema y le preguntó al menor de repente.

— hm...sí, ¿qué es? — y simplemente esperó expectante a que el contrario formulara tal pregunta.

— ¿por qué me tratas tan formalmente? — él enmudeció sintiéndose un poco nervioso después de escuchar que le preguntara eso. la verdad es que nunca se había hecho esa cuestión, él no era así. kyouka no trataba a cualquier de una manera tan prudente y educada como esa, por muy mayores a él que fueran. no estaba muy seguro de por qué con miyamura eso era tan distinto.

a decir verdad, con miyamura muchas cosas eran distintas.

— no lo sé...creo que...porque es mayor y...apenas lo conozco. supongo que me acostumbré a tratarlo así. — se encogió de hombros respondiéndole con la verdad, o al menos con una parte de ella. él en realidad no necesitaba saber todo lo demás.

— ya veo...pero...ahora que somos amigos...de verdad...— rió un poco al oírlo. — ¿podrías dejar de hacerlo?

se quedó callado por un momento.

— ¿usted quiere...que lo tutee? — asintió con una sonrisa en el rostro y una vez más, ese ligero sentimiento de nervios volvió a hacer su presencia sobre el más pequeño. — uhm...bien, creo que es lógico que lo haga...pero con una condición.

él no dijo nada, tan sólo esperó en silencio total a que continuase hablando y le contara sobra aquella dichosa "condición" que, hasta ahora, el pelinegro desconocía.

» si yo lo comienzo a tutear, usted deberá comenzar a llamarme por mi nombre... ¿trato? — extendió una de sus manos y todo lo que hizo fue esperar a que el contrario la estrechara, cosa que, después de un momento reflexionándolo, hizo sin dudar mucho más.

— está bien, es justo. — y el castaño simplemente sonrió. por alguna razón, conseguir que miyamura le llamara por su nombre y no por su apellido se sentía como un logro quizás demasiado grande como para ser algo tan insignificante. se sentía como si hubiese ganado, pero no estaba nada seguro de qué ni de a quién había vencido a decir verdad. — aunque será difícil.

— ¿usted cree...? — se cortó a sí mismo recordando lo que habían acordado hace un par de segundos. — ¿crees que no será difícil para mí?...es como hablar con una persona distinta.

— no te preocupes, te acostumbrarás...— de un momento a otro, la sonrisa dibujada en su rostro se desvaneció. — ¿crees que a hori le molestará?

— ¿a hori? ¿qué cosa? — llevó extrañado su mirada al mayor y lo escuchó soltar un rápido y algo pesado suspiro.

— el que comience a llamarte por tu nombre... ¿se enfadará ella por eso? — no entendía por qué le importaba eso o por qué se lo preguntaba a él. «como si yo fuera a saber». aunque tampoco entendía por qué de un momento a otro no le gustaba que mencionara a su hermana entre sus conversaciones así de repente. simplemente le frustraba.

hori ☆ miyamuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora