diez

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como siempre, el sonido de su despertador molestándolo en sábado provocó que se despertara más temprano de lo que debería un fin de semana. apenas entreabrió los ojos sintió como el sol que se colaba por su ventana le lastimaba la vista y le obligaba a cerrar de nuevo los ojos. ni siquiera sabía qué hora era y sentía que no tenía fuerzas para hacer absolutamente nada, probablemente serían las cinco y pico o seis de la mañana. pero tenía que desactivar la alarma o seguiría bramando hasta unas dos o tres horas.

intentó estirarse lo suficiente para poder llegar a su teléfono, pero se vio imposibilitado a hacer esto al momento en que sintió como un peso desconocido sobre su cintura lo detenía.

todo lo que pudo hacer fue voltear y ahogarse un grito ahogado al encontrarse con un bastante profundamente dormido miyamura, el cual ni se inmutó al momento en que él se removió sobre la cama o al oír el despertador.

«mierda, maldición. había olvidado por completo que miyamura estaba aquí, ¡¿pero por qué está durmiendo en mi cama?!». tuvo que hacer memoria lo más que pudo a la noche anterior al verse vasto de lo que había sucedido, porque no se suponía que algo así iba a suceder. incluso la cama en donde miyamura debía dormir desde un principio estaba perfectamente hecha y se veía como si alguien ya hubiera estado ahí.

— tu cama es más cómoda. déjame estarme un rato y luego me voy. — recuerda que le rogó una vez apagó todas las luces y envió al mayor a su cama.

«claro...eso fue. no fui lo suficientemente severo y esto pasó. soy un maldito idiota». se dejó caer sobre la cama sintiendo como el agarre del contrario sobre él se estrechaba otro poco. no encontraba qué hacer. miyamura y él se habían quedado hablando tonterías hasta pasadas las dos de la mañana y lo más probable es que el mayor estuviese tan cansado como lo estaba él, no podría simplemente despertarlo para tirarlo al piso. pero si lo dejaba ahí corría el riesgo de que kyoko o yuki entraran y pensaran cosas que claramente no son.

qué más da. su hermana nunca entraba en su habitación, ¿por qué habría de hacerlo ahora? tenía que correr el riesgo o nunca viviría, ¿verdad? así que todo lo que hizo fue volver a acurrucarse en su cama y simplemente descansar otro rato más.

— el despertador...— su voz hablándole sumamente bajo a sus espaldas hizo que abriera los ojos de golpe y se tensara en su lugar. ¿él estaba despierto después de todo?

— ¿qué dices? — fue todo lo que se le ocurrió preguntarle, algo asustado al escuchar su voz tan de repente y tan cerca.

— ¿no lo apagarás? — claro, habían personas sordas pero estaba seguro que izumi no era una. cualquiera oiría su molesto despertador con el chillido de un gallo. kyoko lo aborrecía.

— lo apagaría si me soltaras. — al parecer esto también terminó de despertar al pelinegro, ya que kyouka sintió como el agarre que tenía sobre él se tensaba y momentos después removía su brazo. el menor se estiró y finalmente apagó el despertador para seguidamente volver a recostar en la cama, salvo que ahora observando el techo. — ya está...qué molesto es.

podía ver de reojo el rostro adormilado del mayor, el cual no dijo palabra.

» ¿dormiste bien? — asintió. — qué bueno...no quiero que te enfermes así que iré a lavarme los dientes, luego vas tú, ¿sí?

una vez más, todo lo que hizo él fue acceder con la cabeza. «qué extraño». kyouka sólo lo dejó pasar y se levantó con pesadez de la cama para adentrarse al pequeño baño de su habitación, seguidamente salió mientras esperaba a miyamura recostado en la cama observando el techo.

— ¿ya estás? — una vez más esa mañana, asintió. él aún se encontraba de pie a un lado de la puerta del baño pero estando cerca de la cama, cosa que al castaño le extrañó. — ¿qué sucede?

hori ☆ miyamuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora