it's you that i lie with [L.S]

it's you that I lie with

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Los últimos cuatro días habían sido una completa locura desde el devastador anuncio que habían hecho las autoridades; el mundo estaba por acabarse. Por supuesto no lo habían anunciado de aquella manera, al menos en el caso de Reino Unido el Primer Ministro se había parado frente a un montón de cámaras y reporteros y había anunciado que en exactamente seis día una lluvia de asteroides causada por la destrucción de otro planeta golpearían la tierra y acabarían con la vida como se conoce, aclaró también que la probabilidad de que esto pasara era de un 85.9% pero que aún así se debía permanecer en alerta.

El primer instinto de Harry al ver aquella noticia fue reírse porque tenía que ser una broma ¿verdad? Desafortunadamente no lo fue y los siguientes días fueron devastadores; suicidios, saqueos, pánico. Fue hasta el día tres que todo se calmó de nuevo, el mundo había regresado a una extraña y melancólica normalidad; las personas que aún podían disfrutaban de la libertad, de la naturaleza, de su familia y amigos como podían, el sistema se mantuvo de pie como pudo ¿qué más daba ahora? Si al mundo le quedaban únicamente días.

En todo aquel caos Harry se encontraba completamente solo; lo que había detrás de la soledad del rizado era una extensa y dolorosa historia, en resumen; Harry no tenía una familia a la que buscar ni un amigo lo suficiente cercano como para pasar los últimos días de su vida con él, así que los primeros tres días los pasó dentro de su departamento, ocasionalmente salía por una caminata o a obtener algo de comida de las pocas tiendas que seguían funcionando, el resto del tiempo veía películas o leía libros en la compañía del gato que sus vecinos habían dejado atrás al irse de la ciudad el día uno.

— Son unos idiotas por dejarte aquí.— Murmuró Harry mientras acariciaba el lomo del gato negro.— Al menos eso nos hace tener una cosa en común ¿eh? No estamos tan solos como creíamos, moony.

Moony ronroneó y se acostó de panza para que Harry continuara acariciándolo, por un momento el rizado sintió envidia del animal, el no sabía que estaba pasando, no sabía que el mundo estaba por acabarse y no sentía aquella constante ansiedad que estaba matando a Harry por dentro.

— Saldré un rato, tengo que conseguirnos algo de comida, pero no te preocupes, voy a regresar en un rato ¿Sí?

El gato obviamente no respondió, simplemente miró como el rizado se ponía de pie y se alejaba hasta llegar a la puerta. Una vez fuera Harry caminó un par de cuadras hasta llegar a una de las tiendas en funcionamiento, tomó un par de latas de comida para gato y se dio el lujo de llevar varias de sus golosinas favoritas ¿Qué más daba ahora? Al llegar a la caja el señor dejó que se llevara las cosas sin pagar una sola libra por ello, Harry le agradeció extensamente y le regaló una pequeña sonrisa, al salir caminó un par de cuadras más, tan solo por el placer de sentir que las cosas seguían siendo normales, llegó a un solitario parque y tomó asiento en el suelo, a su alrededor había un par de familias riendo y jugando con sus hijos como si nada malo fuera a suceder; Harry tenía ganas de gritar.

— Hey.— Escuchó una voz detrás de él pero no volteó a mirar.— Rizos..

Harry se sorprendió y volteó su rostro para mirar a la persona que le había dirigido la palabra; era un joven no mucho mayor que él, sus ojos eran tan azules como el cielo sobre ellos y llevaba una pequeña sonrisa en su rostro.

— ¿Nos conocemos?— Preguntó Harry algo confundido por la situación.

— No, no lo creo.— Respondió el ojiazul con una pequeña risa.— Toma quería darte esto.

Tomó el folleto que el chico le había ofrecido y lo leyó por encima "La última gran fiesta." la dirección únicamente decía "Londres".

— ¿Qué es exactamente esto?— Preguntó Harry.