uno

1K 165 57
                                    

SungHoon simplemente pudo haber luchado contra aquellos hombres uniformados, pudo haber utilizado la fuerza de sus músculos previamente entrenados o sencillamente podía haber hecho el mínimo intento de zafarse, pero no lo hizo. Sólo aceptó su inevitable destino, y ahora, se adentraba a una de las habitaciones que compartiría con otros diez o quince omegas más.

Su mejilla ya era poseedora de una feroz cortada provocada por un vil militar que por diversión y satisfacción habría pasado su filosa navaja, admirando como la descocida ropa de Park se mojaba de pequeñas gotas color vino.

ㅡDeberás obedecer todas las reglas, o tu tiempo aquí será menos de lo preestablecido
ㅡun rudo oficial vociferó en su oído, SungHoon asintió.

Quería ser fuerte, debía serlo.

ㅡLos días de baño se dividen por días, éstos a su vez por habitación. ㅡexplica otro hombre.
ㅡEsta es la habitación C-078, su días son los lunes, miércoles y sábado. Su hora de comida es a las seis de la mañana, su cena a las diez de la noche, dos horas después de haber finalizado su jornada de trabajo.

ㅡ¿Sólo son dos comidas al día? ㅡreplicó con mera curiosidad sin la intención de hacerse el tonto.

ㅡSi no te gusta, puedes tener sólo el desayuno ㅡresponde con desprecio. Un hombre golpea sus pantorrillas y cae al suelo de rodillas. ㅡNo debes hablarle a los ojos a un alfa, ㅡexplica riéndose de su "superioridad" ㅡahora, dime, posees algún talento del que debamos saber.

ㅡQuizá puedo cantar ㅡsus labios tiemblan y su mirada sigue fija en una de las esquinas de la habitación.

No ha visto por completo su alrededor pero sabe que sus compañeros de habitación lo observan. Son apenas las dos de la tarde, algunos de ellos no han ido al trabajo por lesiones que les prohíbe la movilización de sus huesos. Teme de ser golpeado de nuevo, no quiere terminar como aquellos.

ㅡ¿Quizá? ㅡsu cuerpo termina de caer al suelo cuando un pie se postra en su espalda, pisándolo con fuerza.

ㅡSé cantar, señor. Es un don. Sé hacerlo perfectamente.

ㅡ¿Lo estás presumiendo? ¿Tratas de hacernos sentir inferior, sucio omega? Tú tonto olor debería darte pena. ㅡaquellas palabras junto con la fuerza aplicada no fueron suficientes, un escupitajo cayó en su camisa.

ㅡSuficiente, Park. Estás pasando los límites, si el general Lee pasa por acá y ve lo que estás haciendo, podría sancionarte. ㅡel alto castaño a su lado lo detiene, SungHoon mira por el rabillo de sus ojos la placa del mismo, "Shim J."

No sabía si aquel lo hacía por compasión hacia él o hacia el hombre que le escupió hace unos segundos, pero estaba infinitamente agradecido.

ㅡJustamente el hombre que cantaba para las fiestas ha sido llevado a la cámara de gas. Tú tomarás su lugar, ㅡinforma Shim ㅡcantarás para nosotros. El general Lee suele llevar acabo las fiestas de relajación los miércoles y sábados.

ㅡ¿Tendré otro trabajo?

ㅡ¡Por supuesto que lo tendrás! Claro, no es un trabajo como tal, ㅡhace unos cuantos ademanes que son imposibles de ver para Park ㅡ como todos los que han llegado aquí: serás parte de experimentos médicos para la modificación de genes de los omegas.

Aquello que fue pronunciado con entusiasmo, SungHoon lo toma como una amenaza. Una sentencia que estaba anunciando el principio de su final.

ㅡLa fiesta del día de hoy comienza a las seis de la tarde, trata de memorizar alguna de las canciones que bien te sepas. Cualquier error sobre el escenario y que cause molestia en el general Lee, te restará puntos. ㅡShim explica con amabilidad.

ʿʿ ámame, después mátame ʾʾ  heehoon︕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora