cuatro

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HeeSeung al instante se inclinó hacia atrás, alejándose y desenlazando el enfrentamiento de sus miradas. Su pie golpeaba el suelo con desespero, SungHoon simplemente analizaba lo sucedido. Preguntándose por qué siempre terminaba hundiéndose en la penetrante mirada del alfa, y si volvería a ser golpeado por algo que no estaba en sus manos.

Se acomodó en la cama suave, su cuerpo se encargó de recordarle el porqué estaba mostrándose en un estado de postración. Dentro de él, aún el líquido le quemaba la sangre. No dudó en dejar escapar un quejido, atrayendo la atención del general.

Su pecho estaba descubierto, la marca en forma de telaraña ahora era más tenue. Su opacidad habría bajado pero permanecía ahí, creciendo de a poco conforme el tiempo pasaba.

Ninguno de los dos mencionaba nada, en la grande habitación se escuchaba solamente carraspeos provenientes del menor de los Lee.

ㅡDebo irme. ㅡSungHoon se animó en desaparecer la burbuja de silencio.

ㅡDebes quedarte. ㅡHeeSeung lo contradijo caminando hacia él, tomando su antebrazo y ejerciendo la fuerza suficiente para que Park no se molestara en hacer otro movimiento.

Allí estaba Park, con mil preguntas en su cabeza. Intentando llamar a su lobo para un consejo, olvidándose que aquel moría lentamente.

Allí estaba Lee, suprimiendo a su lobo. Recordándole que si estaba en esa situación era precisamente por sus caprichos.

ㅡEstamos en mi habitación, ㅡinformó con obviedad, como si el omega no lo hubiese notado por su cuenta ㅡte desmayaste en el consultorio. Nadie se atrevía a llevarte a tu celda, curiosamente pasaba por ahí y me ofrecí como el general que soy. Debo poner el ejemplo.

Park asintió con la confusión nublándole el entendimiento. 

ㅡ¿Entonces no debería estar en mi celda? ㅡcuestiono aún con la mirada baja.

ㅡNo podía llevarte ahí, tus compañeros de celda podrían haberse asustado al verte en ese estado. Entonces rechazarían ser los próximos en llevar la dosis en su sangre, tendríamos que recurrir a mandarlos al salón de ejecución por su actitud de terquedad.

ㅡOh. ㅡmusitó con tristeza.

ㅡ¿Eso duele? ㅡel alfa señaló la marca.

ㅡNo mucho, el dolor es mínimo y soportable. ㅡda respuesta sin impórtale mucho.

El silencio vuelve a llegar. Sus rostros muestran incomodidad, SungHoon debe seguir el plan que su lobo le ha pedido pero ni siquiera sabe cómo dar inicio. En cambio, Lee no quiere irse hasta cerciorarse que su lobo se dé cuenta que no es él su omega y que todo ha sido parte de una equivocación.

ㅡEl espectáculo que diste en la fiesta de relajación fue fascinante, jamás miré a mis hombres tan alegres como ese día. Tu entonación es linda, realmente transmites el sentimiento. ¿Fuiste a clases de canto antes?

ㅡNo precisamente. ㅡpor instinto decide mirarle a los ojos, ninguno de los dos evita la conexión ㅡEs un don que heredé de mi abuela.

Otro silencio. El castaño entró en debate consigo mismo, si debía armarse de valor y correr a los brazos de Sunoo. Contarle todo lo que había pasado en las primeras horas del día, escuchar un consejo combinado con compasión o lástima. 

No sabía qué hacer, todo era más difícil de lo esperado. Las expectativas eran más altas, él no podía llenarlas con facilidad.

¿Realmente podría confiar en el alfa que lo miraba con inseguridad?

El teléfono que estaba en la mesita de noche sonó, HeeSeung corrió hasta descolgarlo. Atendiendo la llamada, respondiendo con monosílabos, privándole a Park la oportunidad de saber de qué se trataba aquel llamado que provocó un cambio en las expresiones del mayor.

ʿʿ ámame, después mátame ʾʾ  heehoon︕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora