Ágape

Oändlig mardröm

(Pesadilla sin fin)

Siento la agobiante necesidad de gritar para liberar aquel desastre que se alberga en mi ser, ya estoy acostumbrada a ese sentimiento, ese de siempre con el dolor de pecho correspondiente y que hace que mis pulmones no reciban aire.

Busco a ciegas en la mesita de noche que se encuentra a un lado de mi cama, mi teléfono, tanteo unas cuantas cosas, otro par se cae hasta que al fin logro llegar a él, lo tomó y tardo un momento en acostumbrarme a aquella luz tan fuerte que emite, al lograr hacerlo puedo ver la hora, 4:30 am. Como es costumbre, suelo despertar todos los días a esta hora, después de un típico ataque de ansiedad, de ahí casi nunca logro retomar el sueño, así que opto por ponerme a escribir, se ha vuelto un gran pasatiempo para mí, no me considero ni buena ni mala en ello, solo dejo que lo que siento fluya a través de unas letras borrosas poco legibles que me hacen sentir que plasmo algo de mi en las hojas de un hermoso cuaderno que me ha regalado mi hermano Alan.

Un profundo suspiro emerge de mi al recordarlo, se había marchado unos meses atrás, tuvo que irse a Francia, por fin había conseguido la beca que tanto estaba buscando para estudiar medicina, su sueño era ser médico y tener su propio consultorio donde ayudar a las personas con menos recursos.

Él es así, le encantaba estar para los demás, preocuparse por ellos. Había aprendido muy bien de mamá... Ella solía decir que Alan era un reflejo de la pureza que podía haber en una persona. Suspiré de nuevo, como extraño a mi madre.

Déjenme y los pongo en contexto, un 22 de Septiembre de 2017 cuando tenía 13, Rubíth 8, Alan 15, y Noah 17 volvíamos de un hermoso viaje a la playa, hacía calor, recuerdo escuchar a Rubíth quejarse más de una vez por ello, cantábamos una de nuestras canciones favoritas a todo volumen, aquella era muy importante para nosotros, detrás de ella había una historia, Noah acostumbrado a ser el hermano mayor aparte de cuidar de todos, él iba más allá, velaba por todo el que lo rodeaba, de hecho en su escuela, solían llamarlo, "bro", porque para todos era un hermano más, la canción tenía miles de anécdotas plasmadas, la más graciosa, era una con mi hermano Alan-

Un día mientras disfrutábamos de un partido del equipo de futbol de la secundaria, a un par de chicos les pareció gracioso burlarse de Alan, lo hacían sólo porque sabían que este no sería capaz de agredirlos, él siempre era muy sereno, nunca buscaba problemas por ello, se ensañaban con él, a pesar de que a mi querido hermano no le importara a Noah aquello le llenaba de rabia, por lo que no se pudo quedarse callado y a la primera oportunidad de anotación, cuando el público gritaba de emoción, este simuló perder el equilibrio y cayó a los pies de aquellos insoportables chicos, al tratar de incorporarse se sostuvo de los pantalones de ambos jalando estos con tal fuerza que ambos quedaron expuestos en ropa interior delante de todos, Noah se puso de pie frente aquellos avergonzados muchachos y les lanzó una advertencia la cual fue suficiente para que a partir de ahí Alan no volviera a ser molestado.

Nos deleitábamos con el coro "Stay with me No, you don't need to run Stay with me, my blood You don't need to run" Y justo después de ello, mi mundo se vino abajo, mi padre al volante, no notó que un camión se había desviado de la ruta y venia directamente hacia nosotros, lo último que recuerdo de aquel momento, es el grito desgarrador de mi querida hermanita Rubith, que desató el terror en nosotros.

Todo sucedió tan rápido.

Cuando desperté me encontraba en la habitación de un hospital con bata azul y con una fractura en mi pie izquierdo, sin habla, tenía una mascarilla de oxígeno en mi boca. Giré la mirada y logre ver a lo lejos a una enfermera e intente hacerle alguna seña, pero fue en vano, se había esfumado.

De la nada entró alguien a la habitación, un médico con semblante un tanto demacrado se dirigió a mí con una sonrisa de boca cerrada, me observó por un instante y con un tono frío me interrogo.