Ágape

Rose i regnet

(Rosa bajo la lluvia)

No sé cuánto tiempo me llevó poder conciliar el sueño después de enviar aquel correo, pero al fin lo logré, deseaba que la hora del evento llegara cuanto antes. La alarma sonó a las 6:30 am, me desperté con algo de sueño todavía, así que tomé un baño, me alisté y bajé a tomar algo de desayuno. Tía Madeline se encontraba ya lista en el comedor.

- Buen día pequeña Stella, parece que madrugaste hoy. ¿Iras al cole?

- No tía, en realidad quedan tan sólo dos semanas de clases y por suerte ya voy aprobada. Además, hoy hay un evento con los chicos del grupo de apoyo y el grupo pastoral, por lo que había pensado tomarme la mañana para reunir algunas cosas que deseo llevar para donarlas en el orfanato.

-¿En serio? me parece genial, me alegra tanto mi querida Stella, esto me hace muy feliz- Tía Madeleine se levantó de la silla y me dio un abrazo apretado, debo decir que en aquel instante sentí como si abrazara a mamá, fue un abrazo muy especial.

-Tía, por cierto, quería consultarte respecto a la posibilidad de hacer un donativo a la iglesia, no tendría que ser con tu dinero, sino con el mío y claro desearía que este fuera anónimo, me parece que la iglesia necesita ayuda para arreglarla, parece que de un momento a otro se va caer.

- ¡Claro pequeña! sólo dime a nombre de quién va el cheque y este domingo lo dejamos en la oficina del Padre Luis, te parece.

- ¡Si, por supuesto!

-Oye pequeña y en dónde llevarás las cosas al orfanato, quieres dinero para un taxi. Aunque hace días había pensado en preguntarte qué hacer con el auto de Noah y el de tu madre, también está la vieja camioneta de granja de tu padre, es un clásico y jamás la vendería, pero si no la movemos está destinada a dañarse allí en el garaje.

-Tía me parece que el auto de Noah debes dejárselo a Alan, él siempre ha amado ese auto y estoy segura que no estaría de acuerdo en que lo vendiéramos. El auto de mamá lo puedes usar tu cuando quieras tía, sé que siempre te gusto, aparte es un hermoso descapotable, perfecto para verano. En cuanto a la camioneta de papá la quiero para mí, no mi importa que tan vieja este, se encuentra en perfecto estado y la cuidaré como él mismo lo hubiera hecho.

- Acertada decisión mi pequeña, hoy mismo me pondré en contacto con el taller para que vengan hacer mantenimiento a la camioneta de tu padre, así podrás usarla cuanto antes. Por hoy te dejaré dinero para el taxi, ya se está haciendo tarde, debo estar en los tribunales temprano.

Tía Madeline se despidió con un beso, y salió de prisa. Yo me dirigí a la habitación de Rubith con ánimos de encontrar algunas cosas para donar. Aquello no fue buena idea del todo, eran tres años sin entrar en esa hermosa habitación que mamá había decorado con sus manos. Aún podía sentir ese olor característico a bebe que tanto amaba de mi abejita, aun lado de la habitación fotografías nuestras se mostraban en un estante lleno de peluches y libros de cuentos.

Di unos pasos y me dejé caer sobre la pequeña cama, tomé su almohada y su peluche de Angry Birds, los apreté con fuerza y comencé a llorar, nuevamente ese llanto contenido que tanto odiaba y que me generaba asfixia- ¿Por qué tuvo que morir? ¿Por qué ella?, perdóname abejita por no abrazarte, por no cuidarte más de lo que debía. Perdóname por dejarte morir sola, en una habitación fría y oscura, no lo merecías.

Mi cuerpo nuevamente era un mar de conflictos internos, tratando de encontrar la luz en aquella habitación, me sentí nuevamente vulnerable, llena de rabia, nada de esto va a cambiar- Jamás podrás ser feliz Habelin, no mientras vivas, no mientras la culpa te carcoma- Me quedé acostada en la cama por un largo rato, revolcándome nuevamente en recuerdos. De pronto escuché que alguien llamaba a la puerta- ¿Quién demonios es? grite, aunque sabía que no se escucharía. Me levanté de mala gana y caminé hasta la puerta, abrí y frente a mi estaba Adrien.