Relatar una historia no es lo mío. En realidad, muchas cosas no eran lo mío. Creo que debía iniciar todo presentándome. Es lo más sensato, ¿no?
Soy Ava Smith, con veinte años cumplidos, torpe hasta la médula y dudosa hasta por la más mínima cosilla.
No podía culparme, puesto que durante toda mi vida había tenido cero confianza en mí misma. ¿Por qué? Pues, por mucho tiempo me dejé llevar por personas que no supieron valorarme, en lo absoluto, y me sumí en mi propio mundo.
En donde no había más que oscuridad, tristeza y duda.
Cuando empecé secundaria, todo comenzó a mejorar y se me hacía bastante fácil ya no dejarme llevar por lo que los demás pensasen de mí.
Bien, volviendo al presente, lleva al menos dos años en una excelente universidad en Rumania, donde había dejado a mi familia atrás para iniciar una vida de adulta responsable.
Ese día, por fin me iba de forma definitiva a mi apartamento. Lo había comprado con todos mis ahorros (y un poco de ayuda de mis padres, claro estaba), pero no había pasado más de dos días en él.
Para ser sincera, no entendía por qué. Era lindo, tenía mi espacio personal y podía estudiar en paz. Y, lo mejor de todo, me quedaba mucho más cerca el campus que desde la casa en donde crecí toda mi vida.
Aquí entre nos, seguía sin comprender cómo era que no me mude del todo hasta después de un año.
—Bueno, es momento de despedirse —susurró mi madre, con lágrimas en los ojos.
Bufé ante su drama. Ella solía ser una mujer bastante simpática, llena de mucho cariño y locura.
Entendía totalmente de donde había salido mi locura. Los Smith no eran tan normales que digamos.
—Mamá, no me voy del país, solo me iré del otro lado de la ciudad. Sabes que puedo venir los fines de semana.
Solíamos hablar en inglés, de vez en cuando, pero usualmente usábamos más el rumano puesto que era nuestro idioma natal. Aun así, agradecía que di clases de inglés en primaria y secundaria, sino sería chica muerta si se me aparecía algún extranjero.
Nadie quisiera pasar vergüenza cuando le preguntasen donde estaba el baño y tú respondieras que eran las tres de la tarde.
—Déjame hacer drama, Ava, estoy en mi derecho. Mi niña por fin vivirá sola.
Mi padre, quien era un hombre bastante pacífico, el cual no mataba una mosca y no sabía cómo soportó a mi madre por treinta años, me dio un tierno abrazo.
—Puedes venir cuando quieras. Este siempre será tu hogar. ¿Llevas todo?
—Llevo todo, papá. Sí, lo sé, debería irme ya. Ayer llegó todo al departamento y debería ponerme a ordenar todo ya que es mi día libre.
Mi madre asintió, mientras me pasaba las llaves del auto que me regalaron cuando me gradué de secundaria. A pesar de que no era tan espacioso, me agrada porque era mío y ellos se habían esforzado tanto por comprármelo.
—Te amamos, cariño. Y estamos muy orgullosos de ti.
Esta soy yo dejando el nido, señores. De forma definitiva.
Subí al auto, viendo como en el asiento trasero estaban algunos de mis libros, adornos que me compró mi madre y mis libros de la universidad, metidos en una caja que no sabía cuánto aguantaría.
Suspiré girando la llave y escuchando el motor del auto ronronear. Maneje con tranquilidad, sabiendo que todas mis cosas estaban seguras en mi casa y que nadie podría robarlas.
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Astros (Celestial 2.5#) ✔
Short Story֍ Spin-off 2.5 de Saga Celestial ֍ "Ava es torpe, poco habladora, una chica joven universitaria quien apenas comenzaba a aprender lo que era ser independiente. Cam, un chico del cuál no sabía mucho; vivía cruzando su puerta, escuchaba todo lo que o...