8. OPT

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FINAL

No sentía nada.

Parpadee repetidas veces, intentando que mis ojos no se cerraran y el alma no saliera de mi cuerpo.

No quería morir. No ahora.

Todo lo que veía era negrura, sombras que envolvían mis brazos, piernas y cara. No entendía que pasaba, pero mi cuerpo se relajó cuando note que Cam me sostenía.

Repentinamente, las sombras y el frío desaparecieron. Y todo lo que vi después fueron árboles, ramas, aves y la luna alumbrar el lugar.

El bosque, ahí es dónde estábamos ahora.

Sudaba, temblaba, y sentía pesada mi ropa. Volví a caer en cuenta de que estaba sangrando y la herida dolía más que nunca.

Cam me sostuvo, cuando estuve a punto de estrellarme, y palmeo con delicadeza mis mejillas.

-No, no, Ava. Quédate conmigo. No cierres los ojos -rogó mientras abanicaba mi rostro-. No los cierres.

Comenzaba a ver borroso y un pitido en mis orejas se hizo presente.

¿Este era el final? ¿Así es como iba a morir?

-Cam... -susurre.

El rubio alzó su cabeza y vi que lloraba, sin embargo sus lágrimas no eran transparentes, sino que eran de un líquido negruzco que salpicaba el césped.

-Te quiero.

Él abrió los ojos, impresionado, para sollozar más fuerte.

Lo había entendido por fin. Sus palabras de que tal vez no terminaría como ambos queríamos, sin heridas, sin corazones rotos y sin muerte.

Era justo lo que estaba sucediendo.

-¿Lo estás diciendo porque crees que... -preguntó a medias.

Asentí.

-No quiero irme sin habértelo dicho. Te quiero mucho.

Cam apretó mi mano, aun llorando, y haciendo presión en la herida que no paraba de sangrar. Antes de que dijera algo más, el mismo aro, del que salió Reyna en el piso, apareció frente a nosotros y ella saltó.

Cayó de pie y lo primero que hizo fue arrodillarse junto a Cam.

-Muy bien, Cam, has presionado la herida. Ahora déjame terminar el trabajo por ti.

Quito gentilmente la mano de su amigo y recitó unas palabras extrañas que no comprendí. El ardor disminuyó, al igual que el sangrado, pero la herida seguía doliendo fatal. Algo pálida, y anonadada, mire a la pelirroja.

-Eres una bruja.

Ella sonrió satisfecha, al ver que mis sentidos volvían.

-No, no soy una bruja. Eldric si lo es. Yo solo soy una lilim que sabe de magia.

Cam acarició mi cabello, con sus lindas mejillas negras, y el cabello revuelto.

-Explicale mejor, Reyna -pidió él.

-Mi padre adoptivo, el que nos crió a Samid y a mi, se llama Eldric Fonsua.

-Es un brujo excelente -susurro Cam en mi oído.

-Me ha enseñado todo lo que sé y cuando está muy ocupado, y tenemos misiones, soy la que se encarga de la magia y los hechizos.

Hice una mueca, sin saber muy bien de que hablaban e intentando procesar todo lo más rápido posible. Demonios, ángeles, brujos y, ¿lilims?

Astros (Celestial 2.5#) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora