Wade
Ese día se levantó bastante nervioso por razones obvias. Pensar en tocar el timbre de la casa de Emaline le ponía más nervioso todavía. Siempre había querido poder ser quien la recogiera por las mañanas, pero ya no. Él se había decidido a ello, y entonces, ocurrió lo que ocurrió. Que su queridísima prima le amenazó.
Y ahora le tocaba ir a buscarlas.
Como se suponía que era el novio falso de Natalie, ¿intentaría besarle? ¿O cogerle de la mano? No era algo que le gustase demasiado, no es que no hubiera tenido alguna novia antes pero aquello era diferente. Ahora tenía que actuar, mentir. Y Wade odiaba las mentiras.
No le sorprendió que cuando Emaline lo vio no supiera quién era, siempre había sido invisible, no era nada nuevo para él.
El camino hacia el instituto fue incómodo, más todavía cuando Natalie decidió agarrarle del brazo para acercarse.
Natalie lo notó al instante.
—Relájate, que nos está mirando —le susurró al oído. Lo intentó pero no consiguió gran cosa.
—Esto es incómodo —susurró de vuelta—. No entiendo porqué estamos haciendo esto.
La muchacha alzó una ceja hacia él.
—Ya te dije lo que haría si no me hacías caso.
—Ya, pero sigo sin entender qué ganas tú con ello.
Natalie dirigió su mirada hacia delante.
—Eso es cosa mía.
—Igual que las cartas eran cosa mía, pero tú decidiste guardarlas para chantajearme, ¿verdad? —No pudo evitar el tono de acusación en su voz, aquella situación no le parecía nada graciosa.
—Touché. —Fue lo único que respondió.
Lo que restó de camino lo pasaron en silencio. Cuando por fin llegaron al instituto Wade no veía el momento de marcharse ya a su clase, pero Natalie le sorprendió cuando estampó sus labios contra los suyos y no pudo evitar abrir los ojos un poco alarmado, que se cruzaron directamente con los de Emaline. Para no hacerlo más incómodo, los cerró unos segundos después, pero estaba seguro de que a ella no le había pasado desapercibido ese gesto. Eso solo le hizo ponerse más nervioso.
Natalie se separó un poco después y él aprovechó para darse la vuelta y dirigirse a su clase.
Suspiró cuando por fin se sentó en su asiento habitual, al lado de Simon. Este le dirigió una mirada divertida.
—¿Qué tal con tu novia? —preguntó, recalcando la última palabra con un ligero toque de burla.
—Incómodo —murmuró más para sí mismo, pero su mejor amigo también pudo escucharlo. Se rio.
Segundos después, Emaline Smythe entró por la puerta de su clase. Se quedó mirando a Wade antes de sentarse en su sitio habitual, al lado de la ventana.
El muchacho giró la cabeza hacia la pizarra, evitando mirarla. Sin embargo, resultó ser complicado, porque durante lo que duró la clase notó como le miraba de reojo de vez en cuando.
Fuera lo que fuese que intentaba hacer Natalie para que su prima se fijara en él estaba funcionando. Eso sí, no sabía si para bien o para mal.
. . .
A la hora del almuerzo Simon y Wade entraron en la cafetería y se sentaron en una mesa un poco alejada del resto. Al muchacho no le apetecía mucha compañía, pero parece ser que el mundo estaba en su contra, porque pocos minutos después una Natalie sonriente se sentó a su lado derecho. Emaline apareció poco después, y se puso enfrente de él.
ESTÁS LEYENDO
Mi Chica De Ensueño © ✔
Roman pour AdolescentsWade Marshall es un adolescente de casi dieciocho años que lleva perdidamente enamorado de Emaline Smythe tres largos años. Él siempre ha sido un chico de muchas palabras, y para expresar todo lo que sentía lo escribía en su portátil a modo de carta...