Capítulo 28 "¿Qué Pasó Ayer?"

7.5K 1K 124
                                    

Hola queridas lectoras, les comento que me pueden encontrar en instagram como @liz.valk666 ahí subo avances, información y demás cosas relacionadas con mis historias.

Sin más que decir, que tengan una excelente noche, y que disfruten su lectura.

No entiendo bien lo que pasa, pero la cara de cabreo de mi chico me hace dar cuenta que la he cagado, sobre todo porque cuando estamos en la estación prefiere sentarse en los asientos del otro lado y no a lado mío, hace frío y el no traer chaqueta hace que empiece a tiritar, aunque el sueño me ayuda olvidarme de eso, de eso y de que traigo vestido porque me desparramo en la silla dando un espectáculo terrible, del que por suerte mi príncipe me rescata, enojado como está, se acerca hasta mí y me pone la leva de su terno para que me cubra.

—¿Tienes mucho frío? —Pregunta y yo muevo la cabeza de forma afirmativa—.

—Tengo sueño ¿Cuándo vamos a ir a casa Abel?

—No lo sé pequeña —Me dice suavizando el tono de su voz— ven aquí —Me toma de la mano y me sienta en sus piernas, rodeándome con sus brazos y acomodando mi cabeza en su pecho— ¿Cuándo nos van a dejar ir? —Se dirige al oficial—.

—Tienen que pasar la noche aquí —Responde de forma cortante— necesito su permiso de conducir —Se acerca hasta a nosotros para retirarle la licencia a Abel y pronto su actitud cambia al leer su nombre— ¿Usted es nieto del cenador del estado?

—Sí.

—Lamento mucho el inconveniente —Se disculpa— esto ha sido un malentendido, yo firmaré la documentación para que puedan irse.

—¿Tardará mucho?

—No solo unos minutos.

—¿Podría conseguirme un café?

—Por supuesto, señor enseguida.

Unos minutos pasan y el oficial regresa con un café que Abel hace que beba para que se me baje la borrachera, a las tres de la mañana el oficial deja que nos vayamos y vuelve a disculparse con Abel, ser familia de alguien importante sí que tiene sus ventajas.

Subimos al auto y el sueño vuelve a vencerme, aunque ahí está mi hermoso príncipe para cuidar de mí, me carga en sus brazos y me lleva a la habitación, aunque cuando llegamos ahí, dormir es lo último que quiero hacer.

—Aileen quédate quieta —Dice Abel que trata de sacarme el vestido para ponerme el pijama-.

—Dijiste que me castigarías —Me abrazó a su cuello y lo llenó de besos—.

—Y lo haré —Afirma— pero cuando estés sobria.

—Por favor —Pido subiéndome a su regazo y rozándome en él— castígame ¿Sí? —Susurro sobre sus labios, pero él se niega—.

—No Aileen.

—¿Por qué?

—Porque no es lo correcto, has bebido, si tuviéramos intimidad, yo estaría aprovechándome de tu estado y eso no está bien.

—Pero yo quiero estar contigo, así que no te estarías aprovechando, -Insisto-.

—No pequeña, no te tocaré estando así.

—No quieres tocarme porque tengo un aspecto horrible y huelo a alcohol ¿Verdad? —Me alejo de él sintiéndome rechazada—.

—No, Aileen —Me toma de las manos y me acerca— no quiero tocarte porque te respeto, porque no pienso aprovecharme de tu vulnerabilidad, abusar de alguien, porque este ebrio o bajo el efecto de alguna droga, es lo más ruin que puede hacer alguien contra una persona, no es lo correcto, no está bien —Insiste y puedo sentir algo de rabia en sus palabras al decirlo— tu aspecto no es horrible, tú siempre te ves hermosa, pero lo mejor es que ahora descanses pequeña.

Oír sus palabras pueden conmigo y no tardo en abrazarlo, son acciones como esa las que me hacen recordar al Abel que conocí y del que tanto me enamoré, decido darme por vencida y dejo que me cambie para ponerme el pijama, y lo hace, me desnuda y viste con una camiseta y short, todo sin propasarse conmigo.

—¿Te quedarás? No quiero quedarme sola.

—Me quedaré gatita, pero solo un par de horas, no quiero que tus padres me descubran.

—Mis padres se fueron por dos días, todavía no vendrán ¿Pasas el día conmigo?

—Sí —Apaga la luz de la lámpara y se acuesta a mi lado mientras me abraza y besa mi frente-.

Es pleno día, lo sé porque puedo ver la claridad en mi cuarto, aunque a quien no veo es a mi dulce chico, intento levantarme, pero el mareo me lo impide y hace que quiera vomitar.

—No te muevas gatita, o vomitarás —Advierte mi hermoso rubio entrando a la habitación con una bandeja en las manos—.

—Pensé que te habías ido —Trato de sonreírle—.

—Te prometí que me quedaría.

—Lo sé, gracias por cumplir tu promesa.

—¿Te duele la cabeza?

—Mucho.

—Esto hará que se te quite —Me acerca una taza de café y un ibuprofeno—.

—Gracias —Me tomo el café y la pastilla—.

—Es mejor que descanses un poco, he pedido una pizza para la tarde.

—Abel ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Si claro.

—¿Qué pasó ayer?

—¿No recuerdas nada?

—No.

—Bueno, tuvimos una cena excelente, bailamos...

—Eso lo recuerdo —Lo interrumpo extendiendo mi mano hacia él para que se acueste a mi lado—.

—Bailamos —Continúa— te embriagaste y le diste un concierto privado a los de la disco, y a mí, por supuesto, concierto que continuó en el carro, a y también insultante a dos oficiales y les secaste el dedo del medio, lo que llevó a que nos arrestaran y cuando ya te traje aquí, querías "Foshar" —Me molesta imitando la palabra mal pronunciada de la noche anterior—.

—Abel estoy hablando en serio ¿Dime qué pasó?

—Ya te lo dije, por cierto, roncas fuerte hasta pensé que estabas poseída.

—Abel ¿Lo dices enen serio

—Si, lo digo en serio gatita.

—Que vergüenza —Hundo mi rostro en su pecho—.

—Me encanta ver cómo te sonrojas cuando descubre que has metido la pata —Me besa la frente—.

Pasamos la tarde haciendo un maratón de dibujos animados de Bob Esponja, Arnold, Jimmy Neutrón, Los Pingüinos De Madagascar y varias series más mientras disfrutamos de la pizza, aunque es revisar el álbum con nuestras fotos y recordar los buenos tiempos de cuando éramos niños, estoy muy enamorada de él y solo espero que él no rompa mi corazón, porque sé que no lo soportaría.

ABEL " El Lado Oscuro Del Placer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora