Cruel

Cinco

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C O L E T T E 

Llegué a casa, subí las escaleras y me tiré sobre mi cama mirando al techo.

Mi padre me abandono a mi y a mi madre, durante ocho años llevo viendo a mi padre durante una red social, viendo como formaba una familia mientras que a nosotras nos dejaba atrás. Tiene una nueva familia con una hija perfecta, tengo que soportar estar en esta familia durante un año, soy el cotilleo de todo instituto porque se supone que estoy saliendo que el macarra del instituto 

Genial. Lo que mudarse a este pueblo iba a ser una desconexión temporal por orden del juez esta tomando un camino que no me gusta.

Llamaron a la puerta dejando ver la preciosa melena de Anne

"La que faltaba " pensé.

- Déjame en paz, no estoy de humor - contesté intentando ser la chica más borde del mundo. Anne me amargaba la existencia en esa maldita casa.

- Solo quiero  decirte que tu tío Bob, ¿Te acuerdas de él? ha tenido un accidente de coche y esta grave en el hospital, la niña se queda en casa de una amiga suya, ven con tu padre y conmigo al hospital - dijo.

- Y si no quiero .-Pasaba de movidas, de familiares que había visto una vez en mi vida y de compartir tiempo con la lunática de Anne.

- Yo no decido, si fuera yo tu madre ya estarías en un internado sin salir hasta que cumplieras 30 años, son ordenes de tu padre.

De verdad, esta mujer no me podía caer peor.

Me vestí y subí al coche hasta llegar.

Me senté en el suelo del pasillo y Anne y mi padre desparecieron en una habita y ya que mi aburrimiento había llegado al máximo decidí andar por los pasillos.

Odiaba los hospitales, sitios fríos, llenos de enfermedades, almas, lloros de personas que pierden a sus familiares y sobre todo la muerte, acechando y eligiendo quien se iba con ella. Pensar que fallecía gente a diario ahí me causaba un miedo atroz.

Una habitación tenía un casco de moto que llamó mi atención y decidí acercarme.

Un vuelco me dio el corazón y miré en la habitación.

Aaron y un hombre mayor que descansaba en la cama.

Aaron se giró dispuesto a salir de la habitación y yo, dueña del nerviosismo me di la vuelta y me metí en la sala de al lado.

La sala era fría haciendo que temblara de frio. Abrí la puerta y la figura de Aaron andando al lado opuesto por los pasillos .

Salí de la habitación para meterme en la que Aaron acababa de salir y donde el hombre descansaba.

No debí hacer eso. No sé porque me introducía en una espiral de hacer cosas sin sentido sobre Aaron. Ni siquiera me gustaba, realmente pensaba que escondía cosas bastante turbias y solo causaba problemas reales, pero me daba curiosidad a la vez y cometí esa estupidez.

El hombre tendría ochenta años y no hacía falta ser muy listo para observar las arrugas de su rostro y adivinar todas las alegrías y tristezas que debía de haber vivido aquel hombre.

En sus grises ojos se reflejaban las ventanas de la habitación que él miraba. Abandonó  las ventanas y me miró.

- ¿ Eres la enfermera ? A mi no me digas nada, todo lo que tengas que decir se lo dices a mi nieto - echó un vistazo a la habitación - pero ahora se acaba de ir.

- No soy la enfermera, conozco a su nieto, dígale que lo siento mucho .

El sonrió y asintió

- Con mucho gusto lo diré - dijo el anciano y salí por la puerta.

A A R O N 

Volví hacia la habitación del hospital con un café en mis manos, hoy sería una noche larga. 

- Ángel ¿ A venido algún médico ? - pregunte a mi abuelo mientras dejaba el café en la mesilla.
- No, pero ha venido una chica, muy guapa por cierto y me a dicho que te diga que lo sentía .

Mire a los lados de las paredes extrañado
- ¿ Como era la chica ?
Ángel hizo un gesto como si estuviera muy concentrado intentando recordar quien era la misteriosa chica.

- Era delgada y tenia el pelo negro y liso y unos ojos entre grises y azules.

Sonreí

Colette.

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