Capítulo 13

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Con sus manos esposadas y una seguridad extrema, Stefan fue detenido y llevado a la estación de policías, donde rindió cuentas de todos sus crímenes.

Parecía estar muy satisfecho de cada acto cometido.

Durante su entrevista mostró una serenidad muy extraña, como si todo fuese parte de su macabro plan.

Sentado cómodamente en la silla, comenzó a ser interrogado por la que dirigía el caso.

- ¿Cuándo empezó todo esto? -preguntó Gloria mirándolo fijamente.

-Mucho antes de lo que ustedes creen, mi plan fue perfecto.

-Responde con exactitud a cada pregunta, ahora dime ¿CUÁNDO EMPEZÓ TODO? -le dijo esta vez con más rudeza

-Cálmese, vamos a hablar con tranquilidad, le voy a contestar sin ningún problema. -dijo Stefan sonriente
-Pues empieza... -le ordenó

-Desde pequeño sufrí mucho debido a los psicólogos y psiquiatras, era muy perturbador cada vez que mi madre me llevaba a una consulta, o cada vez que ella misma me torturaba.

-Se preciso. Necesito que nos hables más acerca de tu madre, tuvimos un contacto con tus tíos y primos, cuando hablamos con ellos nos dijeron que eras un niño bastante problemático y que no sabían de ti desde que decidiste irte de casa a los quince años, y pues ahora tienes veinte, ¿qué ha pasado durante todo ese tiempo?

-Pues ya tengo veintiuno, justo hoy 28 de diciembre los cumplo, así que felicíteme por favor.

-No creo que vayas a pasar un cumpleaños feliz, de hecho a partir de ahora vas a pagar por todo lo que hiciste. Pero bueno...felicidades.

-Gracias -dijo Stefan con una sonrisa lobuna.

-Dejémonos de juegos que eso me hace perder la paciencia. Los investigadores me dieron un reporte, en el que habían descubierto después de analizar la lista de las víctimas, que las iniciales de sus nombres, ordenadas según la fecha de sus secuestros formaban un nombre, SABRINA, y una palabra MADRE, explícame eso que tiene que ver.

-Me alegra que se hayan dado cuenta, así tengo menos que explicar. Mire agente, SABRINA, era el nombre de mi madre adoptiva; ella fue a buscarme al orfanato en el que me habían dejado al nacer. Yo era muy chico, así que no me pregunte por qué me abandonaron, eso no lo sé. Pero bueno, lo importante es que Sabrina me llevó a vivir con ella y con su hijo.

>>Decidí darle a entender a la sociedad que el psicoanálisis muchas veces destruye en vez de ayudar a los pacientes a salir adelante, por eso, secuestré a mis doce flores. ¿Sabía usted que ese número indica lo completo? Quise hacerles muchas de las cosas que mi madre y sus amigos psiquiatras me hicieron a mí.

>>Sabrina nunca me quiso, solo quería utilizarme para probar sus macabras teorías del dolor. Ella era una psiquiatra frustrada, creía que si me hacía sufrir mediante torturas, iba a lograr que todos mis problemas desaparecieran, decía que no iba a tener tiempo para pensar en nada más que en el dolor físico.

>>Soy muy organizado, y en honor a ella planee por más de cinco años como iba a ejecutarlo todo. Viví un tiempo en Francia, ahí conocí a Sofía, y me encargué de conseguir todos los instrumentos de tortura, incluidas las mangueras con las que regaba a mis florecitas. Todo estaba muy bien planeado. Por eso, cuando se juntan las iniciales de sus nombres, es decir, esas primeras doce letras, se forma la frase: SABRINA MADRE. Todo lo hice para seguir su legado, y así poder demostrar que si faltaban un número que indicara totalidad, el doce, de chicas con anhelos de estudiar la mente humana, todos entenderían que esto es un mensaje para los psicoanalistas en general.

Flores Marchitas de un Psicópata © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora