Mis padres fueron asesinados, frente a mí. Siendo un niño no lo entendí con claridad, solo pude interpretarlo como que ellos me habían abandonado. Fui creciendo entendí mejor que ellos no me abandonaron porque quisieron, alguien los alejó de mi vida. Aún así, seguía esa sensación de abandono.
Las cosas no fueron ni un poco mejor, al ser un niño sin padres me debían de llevar con mi tutor a cargo en caso de que a mis padres les pasara algo. Y al ver mis registros, se dieron cuenta de que no tenía ninguno, así que optaron por llevarme con un familiar cercano, pero todos se negaron a cuidar de alguien que ni conocen.
Estaba solo, nadie me quería. A punto de ir directo a un orfanato, un señor pidió mi custodia y me adoptó. Era delgado, muy delgado, casi se podía ver sus costillas aún con ropa, sus ojos azules eran muy notorios incluso de lejos, y su altura era enorme. Al parecer el señor que me adoptó era mejor amigo de mis difuntos padres. Toshinori Yagi, un empresario muy famoso en el mundo.
Cuando me recogió, me demostró la sonrisa más amable y sincera que he visto desde la muerte de mis padres. Me tomó en brazos y me llevó a mi nuevo hogar.
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Definitivamente sencillo no encajaba con mi nuevo hogar. Era enorme, no, ¡gigante! Una mansión era mi nuevo hogar. Mi primera vez ahí tenía la boca tan abierta que por un momento me asustó que pudieran entrar moscas en ellas.
Era de un hermoso color blanco, pero no blanco normal, parecía blanco como las perlas del mar. Tenía relieves en las paredes externas, eran de color dorado.
Por dentro, asemejaba más a un salón de fiestas que a una sala de recibimiento, el piso pulido brillaba al punto de que podías ver tu reflejo, los mosaicos en él eran blancos que hacían la apariencia de los cuarzos, y las paredes eran igual blanco. Se notaba su gusto por el blanco.
A partir de ahí, todo fue un poco mejor, no me faltaba nada, tenía todo, una habitación propia y con baño, me daban de comer tres veces al día y, de vez en cuando, yo podía elegir qué comer, incluso podía pedir algún antojo a la servidumbre, y me lo traían siempre con una sonrisa.
Creo que lo único que me faltaban eran mis padres, aún los extraño.
Después de unos años, pude encontrar en Toshinori una figura paternal. Él se preocupa mucho por mí.
Y un detalle más...
¡Mi pa' aloja a Sugar Babys!
...
No es un pervertido, solo deja que Sugar Babys se queden en la mansión. Eso hasta que un Sugar Daddy lo quiera y se lo lleve. Claro, todo siendo consensuado. Es casi como una casa de adopción que solo permite a chicos de 18 años.
Ese señor tiene demasiado dinero como para hasta mantener a otros adolescentes además de él. Es un empresario muy famoso, de verdad muy famoso. Realiza exportaciones por todo el mundo dedicándose a la fabricación de aparatos electrónicos nuevos en el mercado de la tecnología. Y no solo eso, al menos el 40% de las ganancias se iban en donaciones para personas de bajos recursos, niños en situación de calle o huérfanos, entre otros. Para los demás él era la personas más amable y bondadosa del mundo, para los que estaban en la otra cara de la moneda, era un millonario encargado de una casa de Sugars babys.
Para hacer más conocida esta casa entre los millonarios, hace fiestas cada cierto tiempo para que esos millonarios puedan convertirse en Sugar Daddys con la oportunidad de tener a su propio Sugar Baby.
Yo no soy un Sugar Baby, solo ayudo a mi pa' cuando lo necesita, esta viejo, por lo que, al final de esas fiestas, le ayudo a recoger junto a los ayudantes.
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Izuku se encontraba en su habitación haciendo unos problemas de matemáticos de grado universitario, sí, no es tarea, lo hace por voluntad propia. Lo cual era alarmante, sobre todo para Toshinori.
El señor de apariencia descuidada estaba preocupado, cuando él era joven salía a cada rato con sus amigos, tomaba, tenía sexo casual, iba a fiestas, hacía un montón de estupideces. Pero Izuku no, ese chico con lentes, acné, pecas heredadas por su difunto padre, su pelo verde y desordenado. Era todo un nerd, su pasatiempo favorito era investigar a fondo un tema y hacer un apunte de lo más importante o interesante, concluyendo siempre redactando una opinión del tema. Era único ese chico.
Yagi no dudaba en el gran futuro que tenía Izuku como profesional, pero dudaba y hasta le daba un poco de miedo que su vida fuera solitaria.
A las únicas personas que les habla son a los Sugar Babys, y eso algunos, tenía platicas triviales con uno o dos de los otros habitantes, era más fácil para Izuku ya que tenían 18, por lo que no se intimidaba al hablarles.
Pero Yagi quería que disfrutara de su adolescencia, disfrutar de los placeres que conlleva, sí, es importante hacer sus deberes, pero también es importarte tener experiencias, es la única etapa en tu vida en la que puedes hacer lo que te haga feliz y no te importara lo que los demás digan, porque estarás tan ocupado en divertirte que no harás caso a los desagradables comentarios.
Arriesgándose a un rechazo, se levantó del sofá blanco, bebiendo de su delicioso tequila "La ley del diamante", dejando en una mesa de vidrio su vaso. Tomó dirección hacia el cuarto de su hijo-no-hijo y golpeó la puerta de manera cuidadosa intentando no ser muy ruidoso.
—¡Pase! —Sonó detrás de la puerta, era de color café, el picaporte era dorado y tenía una pequeña estrellita blanca, además, en la parte superior central de la madera, había un cartel con los kanjis del nombre de Izuku.
—Joven Izuku, ¿Cómo te va?
—¡Bien! Hago la tarea de matemáticas, después tengo que hacer un reporte y, por último, leeré un poco.
"Ah, siempre haciendo tus deberes"
—Me alegra, joven Izuku. —Algo inquieto, dio un paso al frente para poder acercarse un poco al chico sentado frente a su escritorio, quien continuaba escribiendo en su libreta llena de problemas. Carraspeó un poco su garganta, sus manos se movían inquietas. Estaba nervioso. —¿Te gustaría ser un Sugar Baby?
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⋰Sugar Party⋱ |Katsudeku|
FanfictionEn el mundo todo puede pasar desapercibida por las personas con una vida cotidiana "normal", pero si tu vida es una mierda, entonces conoces este concepto (y quizás hasta lo desees): Sugar Daddy. Historia corta Katsudeku Katsuki adulto. Izuku...