Capítulo 9.

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El sol llegaba con un nuevo y hermoso día.

El día no era ni muy caluroso ni muy frío. Un día perfecto.

Excepto para un chico con cabello verde y pecas en sus hermosas mejillas.

Estaba que se lo llevaba la chingada, sus caderas dolían tanto que creía que moriría, su cuerpo entero dolía, sobre todo sus piernas. No podía ni tocar su cuerpo porque sentía cómo le dolía cada moretón en él. Ni hablar de su jodido culo, le ardía de cierta forma, y seguramente tendría problemas al ir al baño. En fin, no era un buen día.

Por suerte, el mayor le limpió todo el semen que su cuerpo recibió. Aunque eso no evitaba que se sintiera sucio.

Vio junto a él y ahí estaba el maldito desgraciado que no sufría de algún dolor a causa del sexo.

Lo miraba tan fijamente que solo faltaba que empezara a sacar láseres por sus ojos.

El cenizo se encontraba boca abajo, quien sabe cómo le hacía para no ahogarse. Miró la espalda del otro llena de rasguños, no eran muchos, por lo mucho eran 7, pero se miraban algo profundas.

Izuku sonrió con malicia por dejar algo de dolor en el otro, quizás no era mucho, pero para él era más que suficiente.

Suspiró, se estiró y salió de la cama, tomó una toalla y, con mucho esfuerzo y tiempo, se metió al baño.

El agua cayendo sonaba, y Katsuki comenzaba a despertar por ello. Sus ojos se abrieron intentando acostumbrarse a la luz que entraba por la ventana.

Fijó su vista a un lado de él y vio que no había nada más que un lado destendido y amontonado de sábanas. Se levantó como si nada y fue al baño. Ahí dejó salir su orina en la taza ya abierta del baño. Tiró de la palanca y se metió en la ducha junto al pecoso.

—Te odio. —Dijo con rencor en su voz. Apenas y podía levantarse.

—Anoche no parecías quejarte, mocoso. —Respondió con burla haciendo al pecoso enrojecer del enojo y de la vergüenza.

—Cállate, tonto.

—¿Tonto? ¿Qué pasó con Papi y Kacchan? —Puso sus manos grandes en la cintura del menor acercándolo hacia él, pegando sus cuerpo y sintiendo la calidez del otro.

Izuku suspiró por ello, recordaba vagamente el placer que sintió esa noche. Pero, mierda, sus caderas dolían y si lo volvían a hacer, seguramente le dolerían más.

—No, que quede algo bien claro. Saliendo de aquí irás por una malteada de vainilla con caramelo, me prepararás un sándwich tostado y me vas a comprar una pastilla para el dolor muscular. ¿Bien?

—¿Y por qué tendría que hacerlo? —Contestó un poco molesto de que alguien le diera órdenes.

—Porque... —Volteó su cuerpo para estar frente a frente, enredó sus manos en el cuello del otro acercando sus rostros, casi rozando sus labios con los otros. —Tu bebé quiere que lo consientan.

—Mhhh, bueno, si bebé lo quiere, se lo conseguiré. —Sonrió coqueto, olvidándose completamente que un niño le acaba de mandar.

Katsuki sujetó sus grandes manos en la cintura y lo acercó más haciendo que sus miembro rozaran.

Ambos suspiraron antes de juntar sus labios desesperados por sentir al otro.

Katsuki estaba más que encantado con su niño, e Izuku quería más de lo que experimentó en la noche.

······|······

—Me alegra, Izuku, que tengas pareja, pero... —Sí bueno, escuchar a su casi hijo gemir de ese modo le hacía difícil sostenerle la mirada.

⋰Sugar Party⋱ |Katsudeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora