Capítulo 7.

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El sonido de los grillos cantando es lo único que se escucha en aquella habitación, a veces se logra percibir el sonido de un auto pasando, pero nada ruidoso como para levantar a cierto rubio gruñón.

Las 3 de la madrugada no es una hora común para despertar, eso es seguro. Sin embargo, por alguna razón esa es la hora en la que despierta. Y claro, ver la hora en su celular le molesta mucho, justo tenía un día libre y podía dormir lo que se le diera la jodida gana, y a su maldito cerebro se le ocurre la idea brillante de despertar a mitad de la madrugada.

Ve junto a él que el niño sigue durmiendo, incluso se ve un ligero hilo de baba semi seca en sus labios y barbilla. En otro caso, le hubiera dado asco, pero le dio ternura viniendo de Izuku.

Dándose cuenta de que aun continúa en ese lugar, tomó su celular para poder irse. Si se quedaba podría ser algo raro e incómodo cuando ambos despierten en la misma cama.

Sin embargo, una sensación muy bien conocida le impidió su gran e increíble retirada. La verdad es que era muy normal, a todo hombre le ha pasado, incluso sin necesidad de pensar en alguna mierda lujuriosa. Es solo algo que pasa.

Y en efecto, siempre pasa en los peores momentos, como ahora que él quería irse de ese lugar, pero ahora no puede por una jodida erección en sus pantalones. Y no se ve que se vaya a calmar pronto.

Mierda, susurró el rubio. No estaba para estupideces de niños precoces, no obstante, la punzada en su miembro le advirtió que tenía que hacer algo para darle alivio.

Sin mas que hacer, y a regañadientes, fue al baño, no sin antes echar un vistazo al pequeño peliverde y asegurarse de que seguía durmiendo.

Por suerte, la puerta del baño no rechinaba, por lo que entrar con sigilo fue muy fácil.

El baño era sencillo, aunque eso no le quitaba el encanto. La bañera tenía una puerta deslizable de vidrio con detalles en opaco, los azulejos tenían un color blanco con detalles pequeños en azul y verde agua. Era hermoso. También había un inodoro blanco y sencillo de cerámica, y en la parte superior tenía unos productos como cremas, jabones y velas aromáticas. Además de unas bombas de baño.

Ese mocoso tiene demasiados productos

Se distrajo viendo los productos que por un momento se le olvido su misión en esa habitación. Eso hasta que volvió a sentir esa punzada de dolor e incomodidad en su entrepierna.

Ya cansado de esa estúpida y ridícula situación, bajó la tapa del inodoro, se sentó en él y bajó un poco sus pantalones, no sin antes desabrochar su botón y cremallera.

De acuerdo, ese tamaño era colosal, ni siquiera su ropa interior lograba retener un poco su erección, y lo malditamente peor es que dolía como el demonio.

Aun continuaba con su duelo, y es que no quería masturbarse. Tomó su miembro entre sus manos grandes y calientes. Solo fue un apretón, pero la sensación fue muy excitante, fue tan caliente. Un escalofrío recorrió su espalda provocando un ligero gemido ronco. Algo no estaba bien.

Siguió masajeando su miembro por encima de la tela elástica y delgada de su ropa interior y continuo con un ligero masaje en la punta de extremidad.

Su ropa interior empezaba a revelar una notoria mancha en ella. Y es que la sensación era mil veces mejor de lo que ha sentido en toda su jodida vida.

Aun cuando la sensación era incomparable, no estaba ni cerca de correrse. Iba a bajar por su falo y comenzar a jalarlo, sin embargo, la conciencia le cargó demasiado y al final solo se subió sus pantalones de traje, acomodando lo mejor posible su miembro para hacerlo pasar desapercibida e intentar que el dolor se fuera, aunque sea un poco. Pero solo los subió, ni siquiera pudo abotonar ese único botón pues la verdad es que dolía mucho y provocaba demasiados roces.

⋰Sugar Party⋱ |Katsudeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora