⋰Sugar Party⋱ |Katsudeku|

Epílogo

Los golpes se escuchaban por toda la instancia.

El calor era casi sofocante en aquella habitación.

—¡Kacchan! ¡Kacchan! ¡Ah! ¡Ah! Sí, papi, sí. —Gemía sin contener su voz, su pareja enloquecía más cuando lo escuchaba.

—¡Ahg! Deku, te mueves tan bien. Sigue saltando. ¡Hmm! —Katsuki también jadeaba de vez en cuando.

—¡Ah! ¡Ah! ¡Sí, más! Me v-vengo. —Siguiò saltando, usaba los hombros del otro para impulsarse aún más.

Los golpes generaban un inevitable chapoteo por el lubricante, sumado a los gemidos que soltaban sin pudor, e incluso la cama rechinando y golpeando la pared. Sus vecinos les reclamarían después.

Pero no había tiempo de pensar en eso, ahora estaba en su máximo punto de placer. Acercándose a su tercer orgasmo esa noche.

—¡Ahhh! ¡Ohh, Kacchan! Mmm. —Soltó en un gritó, liberando su semen entre su abdomen y el pecho del otro. Provocando que dejara de moverse.

—Mierda, bebé, espera un poco más. —Dijo mientras tomaba las caderas del otro y las hacía mover de nuevo. Le faltaba poco para correrse.

—No, estoy sensible. ¡Papi! ¡Ah! No...ya. —Soltaba lágrimas, causadas por la gran estimulación.

Katsuki siguió moviendo las caderas llenas de pecas hasta que se corrió dentro del menor.

—¡Ahj! Mierda, 'Zuku. —Suspiró una última vez antes de salir del interior del pecoso. Lo cargó y dejó en la gran cama matrimonial.

El rubio se posicionó junto a él, arropando a ambos. Izuku ya se encontraba dormido, realmente se agotaba cuando lo hacían.

Bakugou sonrió, sin dudas estaba feliz con aquel chico. No quería aceptarlo, pero quizás empezaba a sentir algo más por Izuku.

Se recostó, mañana tendría que salir a trabajar y no quería llegar tarde.

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Izuku despierta gracias a los rayos del sol. No había peor manera de despertar que esa.

Resopla molesto por ello.

Sale de la cama y la tiende antes de ir al baño y hacer sus necesidades. Además de tomar un baño.

Al salir, simplemente se coloca una playera negra con una calavera. No era suya.

El departamento siempre se encontraba solo.

Katsuki tenía que trabajar, e Izuku aún tenía que estudiar.

El último ya no se exigía tanto, todo a petición del rubio, quien cada vez que lo veía mucho tiempo en la computadora o en un libro lo cargaba y lo encerraba en el cuarto para alejarlo de todo lo que tuviera que ver con estudios.

En parte agradecía eso, le ayudaba a despejar su mente de la escuela, y lo distraía ya sea jugando algún videojuego, o viendo algún anime o serie nueva, o con sexo.

Amaba cuando lo distraía con la última.

Llevaba casi 2 meses en ese lugar y en todo momento tenían relaciones.

Vio una nota en la barra de la cocina.

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Te prepare el desayuno, está en el refrigerador. Más te vale comer, trasero de melocotón.

Te quiero mucho. Desayuna bien, bebé.

Las tarjetas de crédito están en el mueble, ya sabes mi contraseña. Besos.