Tu Piel

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Eran las 21:00 pm, salí de la ducha, sequé mi pelo chino, me puse unos shorts, una playera y mis chanclas.
No quería arreglarme tanto, así que solo me enchiné las pestañas y me puse gloss rosita.
Tomé mi celular, mis llaves y salí a casa de Manuel, Lucerito ya estaba en su recámara y Jos al parecer se fué a una reu.

Llegué y toqué el timbre, algunos segundos después salió Manuel, vestido con una camisa blanca y...pantalones de mezclilla????
Casi nunca usa pantalones de mezclilla, le lucen tan bien!!!

—Hola—me dió un beso en mejilla, y virrgen santísima, ese perfume huele tan rico—pasa

—Gracias—respondí nerviosa y entré

—Quieres tomar algo?

—mmmhh, vino está bien—me miró atónito y obedeció, lo seguí hasta el mini bar y me senté frente a la barra.

Honestamente no puedo dejar de pensar en lo guipisimo que se ve.
Desde el otro lado de la barra, se sirvió wisky y me dió una copa con vino que tomé a fondo inmediatamente. Él sonrió sorprendido—creo que tenías sed—dijo y chocó su vaso contra mi copa vacía—salud—susurró para luego darle un trago a su wisky

—Quieres otro poco?

—Sí, pero ahora prefiero mezcal, y no te preocupes, me sirvo yo—me laventé y me dirijí hasta donde estaba él, y la botella de mezcal por supuesto.

Saqué un vaso y serví el mezcal que también tomé hasta el fondo, dejé entrar un poco de aire en mi boca pues el mezcal me quemó un poco la garganta.

—Manuel...—me miró y yo exhalé bruscamente—no vine aquí para que hablemos—me acerqué un poco más y tomé su mano para hacer que rodeara mi cintura, cuando lo tuve de frente y cerca, no podía hacer más que analizar su piel de cerquita, el color de sus ojos, sus cejas, sus pestañas y cada poro de su piel, mis dedos acariciaban cada parte de su rostro como si mis manos quisieran reconocerlo— por favor bésame, susurré sobre sus labios, y me incliné para que mi boca encajara con la suya, nuestros labios empezaron a entenderse suavemente y para provocarlo pasé mi lengua dentro de su tibia boca, levantó mi pierna y encajó su cuerpo al mío, ante esto gemí ligeramente dentro de su boca y el sonrió, sus manos recorrían la piel descubierta de mi pierna y yo no aguanté más, así que empecé a desabotonar su camisa.

Me tomó con ambas manos, me subió a la barra y yo sonreí un tanto preocupada—tu rodilla—dije en medio de nuestro apasionado beso, y como respuesta sólo recibí un quejido de que no le importaba. Me quitó la playera y comenzó a besar cada peca de mi pecho hasta que bajó a mis senos que besó sobre mi brasier.

Con la respiración agitada y con ganas de más, tomé su rostro e hice que me viera a los ojos—vamos arriba—casi ordené mientras mordí mi labio inferior, sonrió y nos dirijimos a su recámara, al entrar allí tomé el control y lo arrinconé contra la pared, lo besé desesperada y finalmente le quité la camisa, lo volví a besar me pegué a él para fundir mi pecho con el suyo, pude sentir el calor de su piel y el suave vello de su pecho sobre el mío.

Lo giré y empujé sobre la cama, sonreí perversamente y bajé mis shorts lentamente mientras lo miraba y él a mí.

—Jijoleeee Lucero Hogaza—dijo al ver que mi ropa interior estaba perfectamente combinada y yo me carcajeé ligeramente—tenías todo esto planeado— me reclamó fingiendo indignación, me acerqué y me coloqué a horcajadas sobre él—si quieres que me marche lo entenderé—respondí lo más sensual que pude, el río y me besó.

Mis labios empezaron a recorrer cada milímetro de su suave y blanca piel, desabroché su pantalon de mezclilla y con su ayuda, logré liberarlo de el. Me volví a subir sobre él y me detuve un momento—te extrañé tanto—confesé, Manuel se sentó y me abrazó durante algunos minutos

—Te quiero Lucero, eres lo más bonito que me pasó en la vida y aquello que nunca quise perder—dejó un beso en mi hombro, mi cuello y subió a mis labios.

Me giró y se colocó encima de mí y yo liberé un suave quejido ante el rose de su miembro sobre mi intimidad, él lo notó y se apretó más contra mí. Dios, este hombre sabe cómo volverme loca.

Sus besos comenzaron a descender, cuando sentí sus labios en mi abdomen, mi cuerpo reaccionó en automático, abrí las piernas y arquee la espalda mientras mis dedos se entreveraban en el pelo de él.
Bajó aún más y besó el interior de mis piernas, me miró y lentamente pasó su húmeda lengua sobre mis húmedas bragas blancas y solté un gemido.

—ya, por favor—supliqué en un susurro

Volvió a aplastarme y esta vez metió sus manos debajo de mi espalda, buscando liberar mis senos prisioneros del brasier blanco con transparencias. Me lo arrancó sin más, y comenzó a acariciarlos y besarlos.
Comencé a desesperarme por las ganas que tenía de sintirlo dentro de mí, él lo notó—deja que te consienta—dijo para después sonreír malévolamente

—quítatelas—ordenó con su voz ronca y yo obedecí, en menos de dos segundos ya me encontraba sin bragas.

—te va a gustar—aseguró juntando mis manos con las suyas y entrelazando nuestros dedos, me dió un beso con gran entusiasmo y entonces lo vi descender una vez más, sentí una corriente de calor recorrer mi cuerpo en un instante, y sin darme cuenta la habitación se había llenado de mis gemidos, esto realmente estaba pasando?

Manuelito no es de hablar mucho, pero Dios, cómo sabe mover la lengua.
Mis piernas empezaron a querer cerrarse y mis pies estaban completamente tensados, cuando finalmente gemí su nombre, se levantó, bajó un poco su ropa interior y pude ver liberarse aquella bestia que había logrado domar hace mucho tiempo.
Sin ningún preámbulo, se sumergió lentamente en mí y por fin pude sentir cada milímetro de su piel contra la mía, apreté los ojos ante la sensación de todo aquello y él besó mi frente mientras iniciaba sus lentas y enloquecedoras embestidas.

Nenas, ¿pueden avisarme si les gusta este tipo de contenido?.
Que sea así muy explicado¿o no?.
Thanks por leer, las qm.

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