Vivir Dos Veces

Capítulo 7

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Finalmente era la noche del 24, llegamos a las 21:45 directo para la cena, está todo precioso, la decoración magnífica y la mesa era un sueño, fuimos mi mamá, mis hijos, Antonio con sus hijos y su novia, y por supuesto, yo.
Llegamos y todos saludaron a Michel quien nos recibió con una linda sonrisa, lucia realmente guapísimo

—vidaaa!!—me acerqué a abrazarlo y él me besó—me hiciste mucha falta—le dije mientras mi dedo pulgar limpiaba el gloss que había quedado en su boca

—princesa, también te extrañé mucho! Tu tendrías que haber venido conmigo—comentó mientras acariciaba mi mejilla

Yo suspiré y me apreté a su cuerpo en un abrazo—los segundos son eternos cuando no estás a mi lado, necesitaba tus abrazos, ya no me dejes tanto tiempo

—ya sé muñeca, perdóname—besó mi cien—prometo compensarlo—susurro en mi oído y yo sonreí para mirarlo y moderme el labio

—ahhh siii??

—Sí, de hecho te tengo una sorpresa, pero esa está arriba y te la daré a media noche

—cómo que una sorpresa? Qué es? Andale, andale, no me dejes en ascuas—hice un pequeño berrinche y el rió

—no puedo ahora, en serio la verás a media noche, vale?

—Alguna pista? —acomodé con mis manos su camisa blanca

—no mi vida, y ya vente vamos con tu familia—tiró de mi mano y nos dirigimos hacia donde estaban todos y yo solo sonreí

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Pasamos el rato platicando en la sala, hasta que nos acercamos a cenar, el pavo estaba delicioso, todos los años nos repartimos la cena y cada uno lleva un platillo que la complemente, como siempre, yo llevé la ensalada.

Micho: De verdad que todos los años te luces con tu especialidad—comentó y puso su mano sobre la piel descubierta de mi pierna y la acarició

Lucero: ayyy gracias amor, pero el que se lució fue Antonio, el pavo quedó espectacular

Doña Lucero: en eso estoy de acuerdo

Antonio: Muchas gracias familia, de verdad que fueron horas y horas de trabajo en la preparación

Montse: por supuesto, pero de la gente a la contrataste —bromeó mi sobrina y todos reímos, risa que pronto fue interrumpida por el sonido de una llamada proveniente de algún celular, Lucerito se levantó y fué corriendo a tomar el suyo

—Es mi papi—comentó emocionada y al oír esto sentí cierta incomodidad, así que golpee la mano de Micho y el entendió mi señal, nos levantamos juntos y salimos del comedor.

—pasa algo?—preguntó un tanto curioso

—no, nada...es solo que no quiero estar ahí—respondí mientras nos dirigíamos a las escaleras para subir

—¿pasó algo con el papá de los niños?

—nooo, para nada!!

—entonces?

—estás como preguntoncito, no?—sonreí 

—bueno, si no quieres hablar ahora, está bien amor—besó detrás de mi oreja y continuamos subiendo hasta llegar a la puerta de su recámara

—y? ya déjame ver la sorpresa, no?—me colgué de su cuello y el tomó mi cintura

—aún no es momento

—ay yaaa, pues que es o qué, por qué no me la puedes enseñar?—sonrió ante mi insistencia y me dio un corto beso

—tienes que bajar y avisar que te vas a quedar esta noche, vale?—abrí mis ojos en cuanto comprendí el mensaje