Capítulo 6

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Abrí mis ojos e intenté reconocer el lugar en el que estaba, me giré y me topé con una fila de almohadas blancas y Manuel del otro lado de ellas, acostado boca abajo.
Rodé los ojos y me quedé pensando durante algunos minutos, Manuel había regresado a este hábito fastidioso por el que habiamos tenido muchos problemas en el pasado, comencé a recordar todos esos momentos y pronto me obligué a salir de esos recuerdos.
Me senté y miré debajo de las sábanas, estaba completamente desnuda, suspiré y miré a Manuel dormido, su rostro relajado y cada peca que la habitaba.

Sonreí ligeramente, quité las almohadas y lo molesté para que se recostara sobre mi pecho y medio sonámbulo, obedeció y colocó una mano sobre mi seno izquierdo.
Deje un suave beso en su frente y acomodé su cabello mientras mi otra mano acariciaba la suave piel de su espalda, en serio deseé inmortalizar este momento.

Mi mente se empezó a revolver y el miedo acompañado de la angustia, invadieron cada rincón de mi cuerpo. Extrañaba su piel, su respiración sobre la mía, sus manos, sus besos y la seguridad que sentía cuando estaba él aquí. Pero también recuerdo el pasado y lo difícil que fué nuestra relación, sin tiempo para nosotros y para amarnos lo suficiente, vivir con el miedo constante de que en algún momento alguno de los dos encuentre a alguien más en su camino....respiré hondo e inmediatamente pensé en que estoy traicionando a alguien que no lo merece, a quién se convirtió en mi mejor compañero y logró devolverme lo que en algún momento sentí perder.
Una lágrima recorrió mi mejilla y luego otra, las limpié inmediatamente y me quedé analizando todo durante algunos minutos más.

Finalmente decidí mirar en el reloj que estaba en el buró de al lado y marcaban las 07:30am —carajo—dije en voz baja y suavemente me liberé de Manuel, busqué mi ropa, me vestí y me marché.
Al caminar aquellos 20 pasos de regreso a casa, llegué y para mi mala suerte, encontré a mi hija menor desayunando

—Bueniiiisimos dias ma—me saludó sarcástica

—Hola nena

—de donde vienes o que onda??

—ay nena, ya sabes, fuí a caminar un poco, incluso los domingos el cuerpo tiene que estar activo—respondí con la ilusión de que creyera la gran mentira

—claro...entiendo perfecto, oye pero que, si está como muy de moda eso de salir a caminar en shorts y chanclas?—preguntó y se rió

—Es que tu no sabes de moda nena, tienes que viajar mas—respondí y subí a mi recámara, nunca agradecí tanto que mi pequeña no fuera entrometida y se tomara todo a la ligera.

Subí, tomé mi celular y me tiré en mi cama gigante. Revisé mis chats y sí, Michel me escribió.
Carajo, podría sentirme peor hoy? Entré a nuestra conversación y respondí

Chat
K: Flakita, perdón que no pude escribir nada antes, ya llegué y está todo perfecto
L: Ay, que bueno mi vidaa 🥰
K: Cómo está todo por allá? Te extraño y me hubiera encantado que estuvieras aquí conmigo.
L: hijole como eres de mentiroso deberas, ni siquiera me invitaste
K: Perdón flaca, pensé que estarías cansada después del show... pero nunca es tarde, mando por tí?
L: no es necesario mi amor, nada más me puse en modo drama queen😂 la verdad es que estoy muy cansada después del show del viernes. De hecho apenas me desperté, ahorita voy a bajar a desayunar con la nena.
K: Ok mi amor, estaremos hablando va? Tenemos muchas cosas pendientes, te amo flaca.
L: Vale mi cielo, te amo.

¿Te amo? eres una pendeja Lucero, no cabe duda.

Aventé el celular a la cama, me metí a bañar y bajé para buscar a la nena, quien estaba mirando la televisión en la sala. Me senté a su lado y la abracé
—y tu hermano? —pregunté

Vivir Dos VecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora