Capítulo 8

1.4K 106 34
                                    

                           (....)

Me marché de allí y Michel no hizo nada por detenerme, parecía que todo le daba igual, camino al hotel en el que me quedaría, decidí postear otra foto

Me marché de allí y Michel no hizo nada por detenerme, parecía que todo le daba igual, camino al hotel en el que me quedaría, decidí postear otra foto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Y respiré profundo para contener las lágrimas que querían salir. Estaba sola, sin seguridad, sin nadie de mi familia ni de mis amigos, Antonio y mamá ya tenían planes para hoy y no quiero dañarlos, lo mejor será que me quede esta noche en el hotel y mañana regrese al DF.

A las 15:00 pm, no aguanté y le marqué a mi hija, quien no me contestó, hice lo mismo con Jos y tampoco obtuve respuesta. No pude evitar sentir preocupación y por mi mente pasaron mil cosas antes de reunir el valor suficiente para marcarle a Manuel, si no tomaba mi llamada, lo entendería perfectamente, la última vez que nos vimos ni siquiera le di oportunidad de hablar y lo dejé atascado con todo lo que podría sentir

—Hola?—escuché del otro lado de la linea y mi cuerpo se estremeció al oír su voz ronca y gruesa

—Hola Manuel, perdona que te marque...

—No te preocupes, que se te ofrece?

—Estuve tratando de contactarme con los chavos y ninguno me contesta ni las llamadas ni los mensajes, solo quiero saber si está todo bien

—Sí, pierde cuidado Lucerina—sonreí al escuchar como me acababa de llamar—los chavos salieron a comprar algunas cosas para la noche y al parecer dejaron los celulares en la casa

—Ah, okey...me quedo tranquila entonces. Que tengan un bonita velada

—oye...y tú? Cómo estas?—suspiré profundo y contesté

—todo va bien Manuelito, gracias por preguntar

—Segura? por el tono de tu voz, podría jurar que algo anda mal—

—te lo juro que sí, va todo bien

—Lucero—espetó—tú sabías que yo te conozco más de lo que me conozco a mí mismo? No trates de engañarme niña—sentí como si alguien hubiera golpeado mi pecho y un nudo se formó en mi garganta—venga, platicamelo...—nos quedamos en silencio algunos segundos hasta que tragué con dificultad e inevitablemente un par de lágrimas formaron un camino sobre mis mejillas

—discutí con Michel—logré decir con la voz cortada y pude escuchar como resopló enojado

— nena, pero tu estás bien? ¿Estas con él?

—no Manuelito, salí de ese yate y vine a un hotel

—pero cómo!! No, no. Eso no está bien, te dejó sola? ¿No tienes a nadie de tu gente?

—no...estoy sola. Voy a esperar hasta mañana y pedir que alguien pase por mí

—pero Lucero, no. Cómo vas a pasar año nuevo en ese hotel. Me resisto

Vivir Dos VecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora