Capítulo 4.

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Frank

Después de llegar a mi casa trato de idear un plan para acercarme a Alex. Tengo que empezar por algo. Lo que sea. Pero nadie puede enterarse. En especial Mikey y Angie. Ellos harían todo lo imposible por evitarlo.

Al fin recuerdo lo que había dicho mi ex-amigo sobre que había faltado a todas las clases que teníamos juntos. Y aún mejor, teníamos que hacer equipos para un ensayo de historia.

Tomo las llaves de mi auto y me dirijo hacia la casa de ella. Es raro conducir hacia el mismo lugar al que había ido con uno de mis mejores amigos (de hecho, el más cercano y con el que había compartido más). No puedo creer que todo eso haya acabado por una chica. En especial por una como Spencer.

Al llegar, vuelvo a acomodar mi cabello, tomo mi cuaderno, y bajo del coche.

Pruebo con el timbre, pero no funciona, así que opto por tocar a la puerta con mis nudillos. Nada. Golpeo de nuevo, con más fuerza esta vez. Pasaran unos minutos y cuando creo que nadie abrirá, escucho pasos ligeros acercándose a la puerta.

Segundos después, sale ella con la misma ropa con la que la vi en la escuela, sólo que ahora está descalza.

-Hola.- es lo único que digo.

-¿Eh? Ah, sí, hola.-

-Mmm… ¿Puedo pasar?- pregunto, vacilante.

-No creo que sea una buena idea.

-Bien, sí, entiendo. Yo sólo…

-Habla ya, ¿quieres? ¿Para qué estás aquí Frank?

No está muy amable.

-Vine a traerte la tarea. Como no te presentaste a clases… y Mikey nos dijo que te había visto un poco lastimada, así que pensé que podrías estar enferma y decidí venir para que no te atrasaras mucho en los temas.

Se sorprende mucho. Apuesto a que no creía que ese gesto pudiera venir de mí.

-Gra-gracias. Pero no es necesario.

-Claro que sí. Además, tenemos que hacer equipo para un ensayo de historia y pensé que podríamos hacerlo juntos.

-Supongo que es muy considerado de tu parte, Frank, pero... Hum...

-Ella ya tiene compañero para eso.

Tenía que venir de entrometido.

-Tú no te metas, Michael. Le pregunto a ella.

Ella se queda con la boca ligeramente entreabierta y muy desconcertada.

-¿Alex?-la llamo. Ella sacude su cabeza.

-Sí. Él me puso al tanto de la tarea y del ensayo, que haré con él.

Hijo de perra. Apuesto a que no le había dicho nada, solo me vio aquí y decidió que era buen momento para venir a molestar y alejar a ella de mí.

-Sí, entonces… Creo que mejor me voy. Nos vemos mañana en la escuela, supongo. Que te recuperes pronto.

— Qué gran idea, genio. — Escucho que dice ella con sarcasmo. Él ríe.

Me marcho de ahí  lo más rápido que puedo. Ese maldito me las pagará. Y ella… Ella no se podrá resistir a mí por mucho tiempo. De eso me encargaré yo.

Subo a mi auto y veo como los dos me miran alejarme en silencio. Alex parece muy afectada.

Me dirigía hacia mi casa, pero cambio de idea.

Mi Dama Del DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora