S I E T E

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Las horas transcurrieron con rapidez para Hilgrand, el primero estaba a punto de empezar con el toque de queda que su reina había impuesto, BonHwa había regresado pronto de la caza y visitó cada una de las chozas de su pueblo para llevarles algo d...

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Las horas transcurrieron con rapidez para Hilgrand, el primero estaba a punto de empezar con el toque de queda que su reina había impuesto, BonHwa había regresado pronto de la caza y visitó cada una de las chozas de su pueblo para llevarles algo de comida para que no tuvieran la necesidad de salir a comprar.

—¿Su pozo de agua está lleno?

—Si majestad, mi esposo lo acaba de rellenar no tiene mucho tiempo.

BonHwa asintió sonriendo hacia la familia.

—Pues mi trabajo aquí terminó – colocó sus manos sobre su cintura – de igual forma, si necesita algo solo pídalo a cualquier guardia que vea cerca, habrán varios rondando la zona.

—No tiene porque estar haciendo todo esto por nosotros, reina Bae – la Omega agachó su cabeza – al contrario, deberíamos servirle a usted.

—Es mi deber protegerlos y procurarlos – tomó las manos de la mujer con suavidad – no por ser una reina deben rendirme pleitesía, con que sean ciudadanos honestos y trabajadores que le den el ejemplo a sus hijos, estaré feliz.

—Usted me recuerda mucho a su madre – el alfa se acercó a ambas omegas – tienen el mismo buen corazón.

BonHwa sonrió melancólica, pensar en su madre le hacía feliz, pero a la vez le hacía profundizar en lo mucho que la extrañaba, en ocasiones se imaginaba cómo sería su vida si sus padres no hubieran muerto. Tal vez estuviera casada con algún príncipe cercano a Hilgrand, sin Jimin en su vida.

Se despidió respetuosamente de aquella última familia y subió a su caballo totalmente agotada. Saludó a los alfas que se hayan rodeando aquella morada para después introducirse hacia el castillo como tal. Se topó con su prima allí dentro, sentada sobre la mesa de la cocina conversando con una mucama, al verla, agitó su mano a modo de saludo, sin embargo, BonHwa sintió que un nerviosismo intenso se apoderaba de su cuerpo.

—¿Qué haces aquí, RyuJin?

—Vine a quedarme unos días contigo después de un entrenamiento arduo en Kakaoti – sonrió divertida – pronto llegará ChungHa.

—¿Por qué no me lo consultaron antes?

—No necesitamos una invitación para llegar a Hilgrand – la rubia de cabello corto se cruzó de brazos – ¿O sí?

—Tú sabes que no, pero...– el hablar de BonHwa se vió interrumpido por uno de sus guardias, quien entró al castillo con la respiración agitada.

—Majestad...– el beta colocó sus manos sobre sus rodillas – están atacando el reino.

—Sabía que eso pasaría...– susurró sin que nadie la oyera para después ver al hombre – de acuerdo, verifica que todos estén en sus casas y resguardados. Mientras tanto, sigan luchando, sólo iré por mi arco.

—Como ordene, reina.

El hombre se retiró, haciendo que RyuJin le mirara con extrañeza.

—¿Qué está ocurriendo?

Origins of Love » PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora