Kyrell ha retrocedido el tiempo drásticamente como castigo para ambos, haciéndolos regresar a Hilgrand y a Timoría nuevamente. Ahora con una nueva oportunidad, Bae BonHwa y Park Jimin desean modificar la historia para hacer justicia, llevar la paz a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
BonHwa abrió sus ojos abruptamente, se topó con el rostro preocupado de SeokJin y miles de miradas sobre de ella, animándole y gritando su nombre con júbilo, divisó a lo lejos como al menos una decena de caballos se alejaban del lugar y algunos hombres les aventaban piedras y ramas para acelerar su huída.
—Eres increíble – SeokJin sonrió – enfrentaste a los hombres de Northon, sin ayuda de nadie.
—¿Dónde estoy?
—En Hilgrand, ¿Dónde más podrías estar?
Dirigió su vista hacia su ropa y portaba una vestido color lila, algunas alhajas en sus muñecas, dos anillos y su característica corona. Sintió como algunas punzadas atacaban su vientre y como muchos aromas llegaban a sus fosas nasales, los cuales les hacían sentir ansiosa.
—Reina Bae, es usted una gran persona – una mujer mayor se acercó a ella tomando una de sus manos – gracias por salvarnos.
—Reina Bae – un hombre se acercó con una rosa blanca – es para usted.
—G-Gracias...– estaba confundida, abrumada y desesperada.
—Majestad, mi hijo va a ser como usted – una mujer elevó a su pequeño hijo para que ella lo viera – es usted nuestro ejemplo.
Los llamados, agradecimientos y aplausos no paraban, miró a SeokJin quien sonreía gustoso e intentó decirle que quería irse, sin embargo, el chico no le prestaba atención, así que no le quedó otra opción que abrirse paso entre todos y correr hasta la entrada principal del castillo. Conocía de sobra el camino de como llegar, por lo que en menos de diez minutos ya estaba dentro de su habitación. Se sentó en su cama y trató de regular su respiración, su corazón latía muy rápido y sus pensamientos estaban en completo desorden.
—Esto es una maldita locura...– susurró para sí misma – estoy otra vez en Hilgrand.
—¡BonHwa, abre la puerta! – SeokJin tocó desesperado su puerta – ¡BonHwa!
Las feromonas comenzaban a esparcirse por su alcoba, sus deseos porque un alfa le tomara incrementaban y el dolor en su vientre no cesaba. Con dificultad se acercó hasta la puerta y sin abrirla se dirigió a SeokJin.
—Necesito que mandes a algunos hombres a Timoría – jadeó – y pregunten por Kim Taehyung.
—¿Por qué tú interés tan repentino en ese hombre? – cuestionó confundido – debo saberlo, soy tu consejero.
—¡Sólo házlo, SeokJin, maldita sea! – gritó molesta – todo debe hacerse con sigilo, la reina SoRa no puede enterarse de ello.
SeokJin suspiró sabiendo que tenía que obedecer a su petición.
—¿Deseas mandar un mensaje en específico?
Tembló de dolor, sintiendo que estaba a punto de desvanecerse, no obstante, se tomó de la puerta y dió una gran bocanada de aire.
