Muletas

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Otro día de mierda más. Con mi pierna enyesada. La puerta de mi habitación se abrió y entraron todos en fila. 

- Oh weón, huele asqueroso, abre una ventana, chancho e mierda - se quejaron, abriendo para ventilar. La luz de la mañana me pegó en la cara, encandilándome. Se pusieron a jugar play.

-¿Dónde está el Nico? - le pregunté a Klauz.
-Está enojado
-¿Conmigo?
-Con todos
-¿Por qué?
-Porque lo dejaron solo
-Klauz, weón, eso no fue así, el Nico empezó a tirarle combos a esos weones...
-No vengai weón si tu fuiste el primero en salir corriendo...- Rorro pareció arrepentirse en el momento en que lo dijo. Miró mi pierna con lástima.
- Weón, llegó la cuca, qué más iba a hacer, ¿quedarme ahí como los weones?
-Sipo, yo me quedé - dijo el Nando
-Porque tú erí la mina del Nico po - lo molestaron
-Estai celoso - siguió el juego el Nando

-Necesito salir de aquí... me siento como un postrado - me quejé
-¿Vámonos? - me ofrecieron
-¡Sí!- grité

Me ayudaron a subirme al auto de Rorro. Al bajarnos tenía que usar las muletas por primera vez. No era tan fácil como se veía, apenas me bajé Klauz me gritó un "¡Cuidao!" y me fui de hocico al pavimento. Ellos no podían más de la risa, solo Klauz me ayudó a volver a ponerme de pie. Seguí intentando caminar pero más se reían de mi.
- Deja de sacar el culo weón - se burlaban de mi
- Estai provocándome Lalo, weón - se seguían riendo
- ¡Ya po! ¡No weón, déjame! - me quejé enojado

Finalmente llegamos a nuestro punto preferido y pude sentarme.
-Chelita- dije estirando la mano. Esto sí era felicidad.

Blackout!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora