Capítulo #10. Okin (parte 2)

115 10 3
                                    

NOTA DE LA AUTORA:

Hola, hola. Lamento haber tardado en actualizar, es que me asaltaron y me quede sin celular :( ademas de que la inspiración no venía a mí. Y no me sentía bien escribiendo algo de forma forzada. Pero finalmente aquí esta. Este cap es con música, asique a partir de donde haga mención de la canción, hagan click en el video que aparece arriba y dejen que fluya la múscia. Espero que les guste. ¿Qué les ha parecido la historia hasta ahora?

--------------------------------------------------

Esto debe de ser una jodida broma. La imagen que tengo frente a mí, me hiela la sangre. Esa maraña roja es sin duda de mi mejor amiga.

-¡HAYLEY!- grito esperando llamar su atención. Pero lo único que consigo es que abra los ojos y estire débilmente su brazo. Intenta decirme algo, pero en ese instante el rinoceronte gigante aprieta su mano. Lo que provoca que la pelirroja emita un grito de dolor.

Ese simple acto, provoca que mi sistema se ponga en modo de alerta y sin pensarlo dos veces avanzo en su dirección tan rápido como puedo. Sin embargo, no llego muy lejos. Ya que recibo un golpe, que ocasiona que salga volando hacia el otro lado del prado. Caigo en una superficie para nada suave. Al darme cuenta, veo que se trata de mi auto. Maldición. Mi precioso auto, fue un regalo de mis abuelos.

Definitivamente, estoy molesta, esto va en serio. Ruedo sobre mi costado y caigo en el pasto. Tal vez, eso no fue buena idea. Quito los restos de vidrios que se me incrustaron. Me pongo de pie, usando como apoyo lo que quedo de mi coche.

-Vaya, vaya. Miren a quien tenemos aquí. Se trata de la princesa. Veo que no eres tan fuerte como tu padre. Ni siquiera eres capaz de salvar a tu amiguita- dice la enorme criatura, haciendo presión sobre el cuerpo de Hayley. Quien no puede evitar lanzar un grito de dolor.

-¡SUÉLTALA!- grito con rabia, mientras mis manos se convierten en puños.

-¿Y si no lo hago? ¿Qué piensas hacer?

-Bien, tú te lo buscaste- digo con voz cortante. Hago un movimiento en el aire con mi mano derecha y aparece la espada rodeada de fuego. "Confía en mi. Todo saldrá bien" dice una voz. Giro en todas direcciones buscando su origen. "Estoy aquí" vuelve a decir nuevamente. "En tus manos, tonta". En serio, me volví loca. La espada no puede hablar. "Claro, que puedo hacerlo. Y debo decir que lo hago muy bien, princesa."...... "¡Reacciona!"

-Lo... lo... siento. ¿Qué vamos a hacer?- digo con nerviosismo. "Ese es tu trabajo. Vas a luchar, ¿cierto?"- Bien. Aquí vamos.

Empuño mi espada y corro en dirección al rinoceronte gigante. No dejare que mi amiga muera. Eso no puedo permitirlo. En esta ocasión, anticipo un golpe del enorme martillo que carga y lo esquivo. Mi principal objetivo, es su brazo. Ya que de esta forma, puedo liberar a Hayley, para ponerla a salvo. Por ahora es lo que más me importa.

Lanzo un corte lo suficientemente profundo como para cortar el brazo, donde esta mi amiga prisionera. Lo que provoca que la mitad de este caiga en el suelo.

-¡MALDITA! Me las pagaras- exclama mi enemigo con furia. Sin pensarlo dos veces, vuelvo a atacarlo. Lanzo cortes sin detenerme a recuperar el aliento. El simple recuerdo de Hayley siendo lastimada, es lo único que necesito para que mi sangre hierva por la ira.

Cuando noto que está lo suficientemente exhausto, me acerco para sacar a mi mejor amiga de ahí y poder mantenerla a salvo. La tomo en mis brazos y me alejo del enorme rinoceronte.

-¡No creas que te escaparas de mí!- exclama la enorme criatura corriendo detrás de mí. ¡Demonios! Necesito poner a la pelirroja a salvo. La coloco detrás de un enorme árbol y acaricio su mejilla. "Todo estará bien", es lo único que murmuro.

Fénix: La Chica con Cicatrices de Oro y PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora