Capítulo #12. Nuevo visitante

90 8 7
                                    

-Suéltame- digo con cierta vacilación al tiempo que intento zafarme de su agarre.

-No. Tú vienes conmigo- dice con voz autoritaria. ¿Quién demonios se cree para darme órdenes? No sé porque pero su actitud ha activado mi modo rebelde.

-He dicho que no- al parecer mi forma de hablar lo ha tomado por sorpresa, ya que afloja su agarre. Lo que aprovecho para soltarme- tengo que sacar a la gente que está dentro- me giro nuevamente para entrar.

-Espera- dice tomando mi mano- estas en peligro, tengo que llevarte a un lugar seguro.

-¡No!- grito con enojo- las personas necesitan ayuda- digo con firmeza, soltándome de su mano. Asombrado por mi reacción se queda sin palabras. Momento que aprovecho para entrar en la cafetería. Doy unos cuantos pasos, buscando con la mirada a gente herida tanto como el humo me lo permite.

Avanzo tan concentrada en mi tarea, que cuando una mano se posa en mi hombro no puedo evitar responder de manera defensiva. Lanzando al responsable lejos de mí. Cuando me percato de quien se trata, me doy cuenta de que es el mismo chico de ojos miel de hace unos momentos.

-Lo... lo siento- digo sintiéndome un poco culpable- pero es tu culpa por sorprenderme de esa forma.

-Tal vez, tengas razón. No fue la mejor forma- dice un poco sofocado, mientras se pone de pie. Quedando frente a mí, sin despegar su mirada.

-De cualquier manera. ¿Qué haces aquí?- digo desviando la mirada.

-Te dije que estas en peligro. Pero como no quieres venir conmigo, bueno me quedare a tu lado.

Al decir aquello soy incapaz de reprochar algo.

-Haz lo que quieras- digo pasando a su lado. Al recorrer la cafetería encontramos varias personas heridas, pero a causa del humo del incendio fueron incapaces de encontrar la salida.

Ayudamos a cuantas podemos, pero a medida que avanzamos el humo se hace más denso. No entiendo cómo es posible aquello. Debido a ese hecho, le digo a mi acompañante que hay que separarnos. Que de esa forma será más fácil ayudar a la gente. Aunque la idea no le agrado en un inicio, termino aceptándola al final. Tomamos caminos opuestos. Continúo caminando hasta que mis pies tropiezan con algo. Me agacho para ver de qué se trata y me encuentro con el cuerpo de un niño rubio.

Me acerco para ver si sigue con vida. Afortunadamente lo está, salvo unos cuantos golpes. Me acomodo para poder tomarlo en brazos y sacarlo del lugar. Sin embargo, soy interrumpida debido a que suena mi celular. A regañadientes lo contesto.

-¿Sí?

-¿Diane? ¿Estás bien? ¿Dónde estás?- pregunta Allen con preocupación.

-Estoy bien. Me encuentro en una cafetería cercana a mi casa.

-Por favor, dime que no es la misma que acaba de explotar.

-Bueno, me gustaría negarlo pero, es donde estoy.

-¿Estás bien?

-Si, salvo unos cuantos golpes. Nada grave- respondo intentando calmarlo.

-Vamos para allá. Se han complicado las cosas...

-¿Qué quieres decir con...- pero no alcanzo a terminar la oración ya que algo se enreda alrededor de mi cuello y me impide respirar. Debido a lo cual suelto mi celular. Sin ningún esfuerzo aparente mi cuerpo es elevado, quedando frente al niño que hace unos minutos estaba en el suelo.

Al mirarlo con detenimiento veo que de su espalda salen enormes tentáculos morados. Uno de los cuales me están estrangulando. Para quedar a mi altura utiliza dos para ser más alto. ¿Pero qué...

Fénix: La Chica con Cicatrices de Oro y PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora