Fénix: La Chica con Cicatrices de Oro y Plata

Capítulo #30. Máscara de porcelana

-Diane...

-Diane...

Alguien me llama pero soy incapaz de abrir los ojos o pronunciar alguna palabra. Mi sueño es más fuerte y la oscuridad vuelve a envolverme.

-Despierta, mi amor. Abre los ojos, mi niña hay gente que aun te necesita. No puedes darte por vencida.

-¿Mamá?

-Si, cariño. Vamos, Hayley te necesita. Dereck te necesita y Spencer también. Tu hermana necesita de tu ayuda.

-¿Spencer?

Esa simple palabra, ese simple nombre es todo lo que necesito para que mi cuerpo reaccioné. Un zumbido en la cabeza me tiene un poco aturdida, pero poco a poco voy recuperándome. La garganta me arde y tengo la boca reseca, siento mis brazos entumecidos. Intento moverlos pero no puedo, debido a que tengo las muñecas atadas a mi espalda.

Lucho contra el cansancio para poder abrir mis parpados, con un enorme esfuerzo mi visión intenta encontrar un sentido a mi entorno.

Estoy suspendida en el aire con la ayuda de una cadena, esto tiene que ser una especie de broma. Unos metros abajo me encuentro con una melena rubia acompañada de unos ojos escarlatas que llamean odio junto a una sonrisa maliciosa. Alexandra.

Junto a ella se encuentra otra figura que a decir por su complexión y su larga coleta diría que se trata de una mujer, pero no puedo ver su rostro ya que está oculto detrás de una máscara. La cual tiene rasgos gatunos mezclados con los de un rostro humano.

-Te dije que te alejaras de lo que es mío- habla la rubia con enojo- ahora te devolveré el favor- continua al tiempo que me muestra una mano de metal. De repente el recuerdo de nuestra última pelea me hace comprender.

-¿También vas a cortarme una mano?- pregunto con burla.

Al parecer eso la ha molestado mucho más, sin embargo cambia su expresión a una de superioridad.

-Eso sería demasiado suave para ti. Tráiganla.

En ese instante una puerta se abre, dando paso a un horseride. A medida que avanza veo que carga con un bulto, cuando consigo distinguir de qué se trata mi sangre se congela. Hayley.

-¡Hija de puta!- grito e intento liberarme para asesinarla pero es inútil las ataduras a mis espaldas hacen que mi piel se queme debido a la fricción.

Alexandra solo me mira con satisfacción, el horseride tira el cuerpo de mi mejor amiga como si no pesara nada. Su quejido no se hace esperar.

-Vamos, Allican levántate- dice la rubia moviéndola con el pie al notar que eso no funciona no duda en darle una patada en el abdomen.

Aquello provoca un grito de mi parte y que mi cuerpo se llene de rabia, la pelirroja al escucharme levanta su mirada en mi dirección. Las lágrimas brotan de mis ojos. Esto es lo que quería evitar. El rostro de Hayley está lleno de manchas moradas y tiene el labio partido. Su ropa se encuentra hecha jirones en su mayoría, además de la presencia de sangre y tierra.

-Lo siento- gesticulo con los labios.

-No es tu culpa.

Tenemos que salir de aquí.

-Que comience la diversión- dice la rubia a su acompañante para después alejarse- ya sabes que hacer – dice antes de salir por la puerta.

Sin más Hayley es tomada del cabello y es arrastrada, mi amiga intenta liberarse pero no lo logra.

-"Okin"

-"Okin"

-"mmm, ¿princesa?"