El matrimonio de JiMin no va bien; años al lado de su esposo le hicieron darse cuenta de que no eran compatibles, pero el sentimiento de terror que le provoca pensar que puede perderlo lo orilla a buscar una rápida solución.
⠀⠀Finalmente, termina...
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⠀⠀Y sorprendentemente rápido había llegado la mañana, y con ello la febrilidad de un nuevo día.
⠀⠀El diecinueve de marzo lo recibió con una modesta lluvia soleada, rociando los árboles que poco a poco se preparaban para renacer.
⠀⠀JungKook se levantó con una enorme sonrisa adornando su rostro, yendo directamente hacia su espacio de trabajo para ordenar antes de que JiMin subiese. Su ánimo se había visto restaurado ante la promesa de poder retratar, por fin, aquel rostro precioso que tanto le había llamado la atención.
⠀⠀Una vez se vio satisfecho y algo sudoroso por el trabajo que le supuso se dirigió al baño para asearse; se cepilló los dientes y tomó una ducha.
⠀⠀JiMin llegó a las nueve de la mañana, recién desayunado e intentando sonreír pobremente. JungKook solo lo observó durante un segundo antes de invitarlo a pasar, omitiendo cualquier comentario que se quisiese escapar a sabiendas de que JiMin podría incomodarse o ponerse a la defensiva.
⠀⠀En lugar de eso, lo invitó a sentarse en una de las sillas que tenía a su disposición. JiMin se hallaba aliviado por la actitud natural de JungKook: había temido que fuese terriblemente incómodo.
⠀⠀Aunque para ser justos, entre ellos, la incomodidad no era más que un sinsentido.
⠀⠀—¿Dormiste bien, JiMin? —inquirió como primera instancia, tratando de desembobar al mayor que parecía envuelto en sus propios pensamientos.
⠀⠀ No obstante, su respuesta fue cortante: —Sí.
⠀⠀E incluso el resto de la mañana, su cabeza parecía estar en otro lado. JungKook para ese momento recién llevaba la mitad de un cuadro que ni siquiera estaba quedando a su gusto, ya que no podía captar la esencia del contrario y mucho menos plasmarla en el papel. Faltaba algo.
⠀⠀Y mientras más lo detallaba, más se daba cuenta.
⠀⠀Sus labios resecos le ofrecían una sonrisa que no llegaba a sus ojos, omitiendo las arrugas características del reflejo de la felicidad, lo que terminó convirtiéndola en una expresión antinatural y sosa. Su mirada apagada, aquella que lo escudriñaba con recelo, no demostraba su avidez característica, producto de la excitación por el autodescubrimiento. Sus hombros caídos le robaban personalidad. Y en su iris, había un déficit de brillo.
⠀⠀En general, sus preciosos ojos azules estaban totalmente carentes de emoción alguna.
⠀⠀”Pintarlo fue complicado”, resolvió cuando terminó parte de su trabajo a la una de la tarde. Si bien, había hecho un boceto sumamente estético, no estaba satisfecho. Cuando lo miraba, no podía sentir nada más allá de la decepción.
⠀⠀Era vacío. Hueco. Un sinsentido. Esperaba que una vez agregase los detalles, cobrara vida.
⠀⠀Con eso en mente, bajó a comer al lado de JiMin, con quien compartió una amena charla sobre todo y nada. Tocar temas intrascendentes pero jugosos les permitió recobrar aún más la familiaridad que habían creído, con temor, perdida, y al mismo tiempo, conocerse más el uno al otro.