Sonreí viendo a toda la familia, reunida en el cumpleaños de Frida. Inspiré profundamente, antes de acercarme. Todos me miraban sorprendidos, pero yo solo fui hacia Frida. Estaba de espaldas a mi, dado que estaba en frente de la tarta.
Rubí me miró, y se llevó las manos a la boca emocionada. Frida la miró, y después se dio la vuelta...
— ¿Mamá...? — susurró...—
— Feliz Cumpleaños, hija mía. — dije agachándome a su altura.—
Abrió sus bracitos rodeándome el cuello, y yo la abracé fuertemente, contra mi.
A lo largo de los años, he cometido muchos errores. E iba a cometer el peor de todos ellos alejándome de Frida.
Pero eso se acabó. Se acabó el seguir manteniendo el muro en mi interior.
..........
Después de celebrar el cumpleaños de Frida, Maca vino a mi casa. La pequeña quería enseñarle su habitación. Al entrar a la casa, habló mi hija.
— Mami, ¿por qué no me has dicho hasta ahora que Maca es mi madre?
— Buena pregunta... — susurré.—
— Frida... — dijo Maca agachándose a su altura. — Resulta, que tu no me habías visto nunca... Y esto era una buena oportunidad para nosotras. De vernos y conocernos sin prejuicios.—
— ¿Quieres ver mi habitación? — dijo sonriendo Frida.—
— Claro. — segundos después, Maca tomó la mano de Frida, y fueron a la habitación.—
..........
Hoy viernes, estábamos toda la familia reunida en un restaurante para almorzar. Habían pasado varios días, desde que Frida me había enseñado su habitación. Desde ese día, intentaba pasar todo el tiempo junto a ella. Quería recuperar el tiempo perdido. Pero es muy duro saber, que lo único que no puedes recuperar, es el tiempo. El tiempo que perdí con mi familia, pero sobre todo, con Frida, mi hija.
Después de almorzar, Rubí tenía que irse a resolver unos asuntos del periódico.
— Mami, ¿y por qué no nos quedamos las tres en la misma casa? — preguntó Frida, al lado de Rubí.—
— No, mi pequeña... Nos vamos a nuestra casa.
— Pero Carlitos se queda con mi tito y mi tita en la misma casa. ¿Mamá y tú, no se quieren? ¿Mamá se irá?
— Pregúntaselo. — fruncí el ceño mirando a Rubí, mientras Frida venía a mi lado.—
— Créeme hija. Te lo prometo. Yo nunca te dejaré. — de pronto, Frida me abrazó de nuevo. La envolví en mis brazos.—
En la noche, le preparé una pequeña sorpresa a Frida. Un cine al aire libre.
Sonreí viendo lo ilusionada que estaba, al ver el lugar.
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— ¡Soy muy feliz! Quiero un beso de las dos. — dijo sonriendo.—
Rubí y yo nos acercamos a darle un beso en el cachete cada una por su lado, pero antes de rozar su mejilla, Frida se quitó rápidamente, haciendo que Rubí y yo, nos diéramos un leve beso en los labios.
— Vamos a ver la película. — dijo Frida como si nada...—
Nos acomodamos entre las mantas, y comenzamos a ver la película mientras comíamos palomitas.
— ¿Me cuentas un cuento? — dijo Frida después de que terminara la película.—
— Está bien. — asentí. Inspiré antes de comenzar. — Apolo, siempre vivía pensando en el futuro. Y un día Apolo, conoció a una mujer preciosa que se estaba bañando en el rio y se enamoró de ella, y le preguntó, "¿Cómo te llamas princesa?" y la mujer le dijo "No soy una princesa." Apolo quedó totalmente hipnotizado, así que le pidió matrimonio. Al principio ella no aceptó. Pero el lo intentó y lo intentó, hasta que finalmente ella accedió. Pero en ese momento, Apolo recordó que era inmortal. Y se dio cuenta, de que la mujer se haría mayor y moriría. Y para no rechazarla le dijo, "Algún día vendré a buscarte." Recordó que la mujer era mortal, pero aún así, la seguía queriendo. El amor es inmortal. Apolo tenía mucho miedo... — miré a Rubí y Frida. — Por eso, Apolo le dijo que volvería, y se fue. Y ella esperó y esperó. Nunca dejó de creer que Apolo vendría por ella. Pero al final, de tanto esperar, se convirtió en un girasol. — bebí un sorbo de agua, antes de seguir. — Ella esperó. Y después de mucho tiempo, Apolo volvió. Y le pidió a la mujer que amaba, que le perdonara su error. — miré a Rubí. — Pero la mujer no dijo nada. Pero desde que la vio de nuevo, Apolo hizo un juramento. Nunca volvería a tener miedo.
— A sido un cuento bonito... — susurró Frida dejándose dormir.—
— A sido una bonita noche. — susurró Rubí para no despertarla. — Has hecho muy feliz a Frida, gracias.—