Capítulo VIII

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¡Son las dos de la mañana y sigo sin saber cómo lo adivinaste! [22/10/21]

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Capítulo VIII: Canción de Cuna

Su cabeza entre sus rodillas, con los ojos aguados y las espesas lágrimas en sus mejillas, con el sentimiento de soledad en su pecho, con su pequeño ser temblando, de tristeza y hambre, con el olor de la ya inexistente comida impregnado en cada rincón de la cabaña y en el aire, como un recordatorio del olvido sufrido pro sus parientes, es como el pequeño Dipper se encuentra en estos momentos.

"¿Por qué?" - Por que ella si habla

"¡Pero yo igual!" – Ella no habla con la soledad, su voz sale de su garganta

"Y....yo" Sus sollozos son audibles, rompen y desgarran su garganta, se aprieta contra sí mismo, en ese pequeño mundo de oscuridad y su presencia que ha formado para sentirse cómodo y seguro, de la gran y basta soledad que le rodea.

La alma pura está siendo desgarrada, está siendo opacada y su luz se debilita, y su vida apenas empieza. ¿Qué será de ella a futuro? ¿Qué será de él?

Unas caricias se hacen presentes en sus cabellos castaños, como el toque de una pluma, liviano, trasmitiendo calor, seguro y tierno, el niño se sobresalta, con los ojos acuosos mira a quien ha llegado a consolarlo, y la ve, tan hermosa como la última vez, con el vestido de bodas que tanto le gustaba que se probase para él, con su sonrisa maternal y su mirada comprensible, la ilusión de su madre, su corazón se achica y su llanto se hace más fuerte, no puede evitar lanzarse a ella, para abrazarla con todas sus fuerzas, en desesperación.

"Hey, hey, no llores mi pequeña constelación" Le separa levemente de ella y su pulcro vestido blanco, tan blanco como una perla "No vale la pena gastar tus hermosas lágrimas, mi niño" Le sonríe triste y sus ojos brillan en tristeza "Recuerda que no estás solo, no eres olvidado, ni nada que se puede hacer un lado, eres mi pequeña osa mayor y tienes que brillar más que la constelación que está en el manto nocturno"

"Mamá..." Murmura por primera vez en su vida, se sienta en su regazo y la abraza con fuerza "Mamá, no te vayas" Ruega, temblando "No te vuelvas a ir al cielo, no me dejes sólo de nuevo" No puede parar su llanto "Y si te vas..." Hipea "Llévame contigo... por favor"

La señorita de hermosos cabellos castaños, tan brillosos como la luna, resplandeciendo a la luz del sol del medio día, con su piel de porcelana se enternece con las palabras de su bello hijo, y lo entiende, a ella igual le duele, pero ella no está ahí en esos momentos "Vamos cariño, tienes que desayunar" Lo carga sintiéndolo reposar su cabeza en su hombro, tratando de calmar su respiración, asiente.

Cuando llegan a la cocina, el lugar se transforma, deja de ser la cabaña donde vive pasar a ser la cocina de una casa grande y acogedora, con vasijas finas y platos de porcelana china, con decoraciones caras, Miranda lo sienta en la barra y sonríe con la curiosidad de su hijo "¿Qué quieres desayunar, campeón? Pregunta una voz a su costado, sentado en un taburete de la barra, tras el periódico, esta su padre, con la sonrisa que por más cansado que estuviera siempre les regalaba.

- ¡Papá! - Exclama en lengua de señas, el señor se ríe y se para para cargarlo y girarlo en el aire, escuchando las risitas de Dipper

"Arturo lo vas a marear" dice su mujer entre risas

"Muy bien, muy bien, te bajo"

El niño se ríe, prefiere olvidar en esos momentos que nada de eso es real, pero se siente tan real que su corazón duele - ¡Quiero wafles y jugo de nalanja! – Su madre chasquea los dedos asintiendo y por la puerta entra Brianna -la nana que le cuidaba- con una bandeja repleta de comida, chilla de emoción y su madre lo sienta en sus piernas para poder criarlo...

~Duérmete, duérmete, duérmete

Bostezas, vamos acorrúcate

Te canto otra canción~

La criatura lo está viendo dormir, con la mirada inexpresiva, y recargado en su bastón, en el aire, como si estuviera parado en un piso, las mejillas del niño están mojadas, y a pesar de todo, su cara mantiene una sonrisita de felicidad pura y genuina, él lo ha mandado a dormir.

~ Estoy tan feliz de que estés aquí

Te deseo una buena noche

Nos volveremos a ver cuándo brille el sol~

Toca su cabeza con cuidado, su marca brilla en un azul eléctrico, el ojo del ser se cierra con orgullo, el poder de su alma le enorgullece, no puede esperar a terminar con su misión y regresar victorioso, "Lucifer se va a cagar", piensa con burla. Sale de la habitación, dejando al niño ser feliz durante las horas que tarde su familia en regresar, el no tendrá que mover ni un dedo, cuando se lo den en bandeja de plata, rectificará que la humanidad es una basura.

~Duérmete, duérmete, duérmete

Te amo, ahora a dormir~

Fin del primer arco 

𝐃𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐋𝐚 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐁𝐢𝐥𝐥𝐝𝐢𝐩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora