CAPITULO 1: La hechicera del fénix

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Muchas historias comienzan con un principio feliz, donde las doncellas se convierten en princesas, donde el príncipe azul aparece con su espada y armadura dispuesto a defender su nación y se enamora de la doncella débil, donde el enemigo o villana demuestra un punto débil y se ve un futuro en donde es posible derrotarla y acabar con su tiranía; sin embargo, esta no es una historia de esas en las que el bien triunfa sobre el mal o al menos eso parece por ahora.

“Bienvenidos al reino de Meduza, un lugar donde la villana logra enamorar al príncipe azul y convertirlo en oscuridad. ¿Mi nombre?, mi nombre es Mercy la plebeya que soñaba con ser princesa. Seré su guía a través de este mundo perdido para evitar que sean capturados por los susurros arrulladores de Keyla, la princesa bruja. Este es el pueblo de Brazas, mi hogar”.

“¡¡Niños!!, ¿Qué hacen escuchando a esta bruja?”- las dulces palabras del campesino panadero del pueblo me ponen en alerta y volteo a verlo con mi mejor seña de odio. Los niños a los que les hablaba comienzan a sentir un poco de temor, lo siento en el aire, lo puedo oler.

“Brooly, amigo mío. Solo les doy un recorrido a estos pobres visitantes y les cuento la verdad que deben oír”- mi comentario parece haber enfadado un poco más al panadero Brooly, o tal vez fue cuando le toque el hombro mientras le hable cuando su enojo aumento.

“¿¡Ah sí!? Pues, si vas a contarle la verdad ¿Por qué omites la parte en la que les dices que eres una bruja al igual que la princesa?”- que comentario tan grosero de su parte. Los niños me observaron con el miedo aumentado, lo note en sus ojos.

“Ok, tal vez omití cierta parte en mi presentación”- extiendo los brazos y muestro la mejor sonrisa de alguien cuando esta avergonzada- “pero eso no quiere decir que les mintiera, solo no mencione una parte sobre mí. Pero ya que el panadero entrometido estorbo mi discurso…”- lo miro fulminantemente- “Les contare sobre mí, y lo primero es que no soy bruja; soy hechicera. Es mucha diferencia si me lo preguntan…”- los niños dieron un paso atrás y yo sabía lo que harían después; correr. Se marcharon de allí más rápido de lo que otros habían hecho antes. Se lo agradezco al estorbo humano de Brooly.

“¿Cuándo te vas a cansar de tratar de cumplir una absurda leyenda?”- su voz ya comenzaba a repugnarme, Brooly ya había hecho que mis primeras canas salieran, de tanta rabia que me hacía agarrar.

“Cuando tú te canses de correrme a mis discípulos, además, no es una leyenda; es una profecía. No sé por qué gasto saliva en explicártela cada día de tu miserable vida”- entre dientes le respondo a su absurda pregunta. Recojo mis cosas entre las cuales se encuentra una bolsa de dinero robada de los nobles, provisiones para solo un día y mi fiel espada; Fénix.

“Bruja, ya deja de intentar. Todos aquí hemos dejado de buscar y nos ha ido mejor, tu deberías hacer lo mismo algún día”- sí, todos los pueblerinos ya no tenían esperanzas.

“¡QUE NO SOY BRUJA!”- mi enojo hizo que el color de mis ojos cambiaran de grises a rojos- “porque ustedes los débiles de corazón se cansen de buscar la salvación no significa que yo debe de hacer lo mismo, miserable puerco”- debo de admitir que si hay alguien que me llegue a molestar con solo el sonido de su respiración es Brooly, pero no soy asesina, no pierdo el control tan fácil.

“Jamás vas a encontrar al niño que logre salvarnos, ese niño no existe porque la leyenda es solo un cuento que las madres les cuentan a sus hijos para que crezcan con esperanzas, esperanzas las cuales se le quitan al crecer y entrar al mundo real, donde son reclutados para la reina y ser asesinados en la guerra. Es hora de que bajes al mundo real, Mercy la hechicera del fénix”- cada una de sus palabras tocaron mi corazón, pues note que en su interior había mucho dolor incrustado tras muchos años de esclavitud, pero eso no me obligaba a renunciar en mi búsqueda, más bien me impulsaba a continuar. Ni Brooly, ni los demás pueblerinos sabían la verdad detrás de la princesa, los que la sabían habían fallecido; pero yo aún seguía con vida, y no descansaría hasta que todo acabe.

Meduza: El Cazador y la PresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora