POR OTRO LADO DE LA NACION
Jacob el mejor y más temido cazador del reino de Meduza yacía en el suelo frio del bosque de Tyrell el gigante, su lucha contra el mismísimo gigante estaba por culminar con él en el suelo, dando su último aliento y viendo por lo que parecía ser por última vez la imagen de su esposa Martha acostada a su lado en la noche de boda, desnuda y mirándolo a los ojos con un amor tan grande que ni el mismo pudo soportar.“¡Por fin cazador, por fin serás vencido! Me parece irónico que seas derrotado por algo que te dio tanta fama de matar en el pasado; un gigante”- Esa voz me es familiar, y obviamente no es del léxico de un gigante hablar tan finamente.
“Rubí”- fueran las palabras que pude sacar antes de ser golpeado de nuevo por Tyrell el grotesco.
“Vamos cazador, debes de tener algún truco para seguir peleando conmigo. Ya me siento aburrido”-Tyrell como siempre, muy inútil.
“La verdad, es que si tengo un truco más; se llama distracción para que la mujer loba saliera de su escondite”- mi sonrisa se sintió dolorosa pero valió la pena verle la cara de confundida y enojada de Rubí; la mujer loba, mi presa.
“Es un nombre muy largo para un truco inser, insen… que no sirve”- la torpeza del gigante se hace obvia.
“¿Qué demonios balbuceas miserable cazador?”-Rubí se sentía atemorizada, lo pude oler. Su rostro con la expresión tan segura de su plan había cambiado a confusión y temor.
“Se refiere a mi”- Tyson aparece desde los árboles, clavándole una espada en la garganta de Tyrell haciendo que este caiga al suelto moviendo la tierra como un fuerte terremoto.
“¿Pero qué es esto? ¿Tu ayudante es un Elfo? Muy astuto cazador”- Impresionado quede yo al ver que Rubí no intento huir luego de ver como su mejor arma era derrotada.
“No solo soy yo, señorita Rubí”- Tyson señala hacia mí y logro sentir como el polvo de Merlina hace su efecto en mí.
“Creo que con esto es más que suficiente para que puedas caminar, vago”- La dulce voz de la pequeña Hada de 30cm de estatura me conforto.
“Veras Rubí, viajar solo quedo en el pasado. Hacer alianzas es lo que hago ahora. Qué bueno que conozcas ahora a mis amigos”- mi cuerpo sanó rápidamente y las heridas que Tyrell había provocado en mí, ahora habían desaparecido gracias al polvo mágico de Merlina.
“Es comprensible, luego de la trágica muerte de tu amada esposa ya no puedes permanecer en soledad. A puesto que tu dolor es capaz de consumirte a ti y será capaz de ser un explosivo para todo aquel que este cerca”- mi sonrisa desaparece al escuchar las duras y realistas palabras de la boca sucia de Rubí.
“No tienes derecho a hablar de mi esposa”- con enojo, haga un silbido para comenzar mi hechizo, las ramas de los arboles cerca de la mujer loba se le acercan y a amarran de los pies y las manos.
“No puede ser, cazador tu… ¡ERES UN BRUJO!”- La mirada de asombro de la mujer me resulto satisfactorio. Hojas enormes se le colocan en la boca para ahogar sus palabras y posibles gritos de auxilio.
“Sorpresa”- Celebra Tyson con una sonrisa de victoria.
“No, no soy un brujo. Los brujos son personas oscuras y malignas, con magia oscura. Yo por otra parte, soy de los poco hechiceros que quedan. Nuestros hechizos son de magia blanca”- sus ojos no dejaban de mostrar miedo. Yo también me tuviera miedo, un ser con magia es un ser maldito, y un ser maldito siempre atrae la mala suerte.
Cuando llegamos al pueblo de Brazas para entregar a la mujer loba al hombre que me contrato y así recibir nuestra recompensa; note que la gente actuaba de forma extraña. Un pueblo muy tranquilo como para ser del reino de Meduza, comerciantes muy parlanchines y animados se nos acercaron y recibieron con una alegría hipócrita. Sabía que mentían con respecto a su felicidad y tranquilidad pero aun así nos adentramos más en aquel extraño pueblo.
ESTÁS LEYENDO
Meduza: El Cazador y la Presa
FantasíaSINOPSIS El "Había una vez" es un poco trillado como para mencionarlo en esta historia; la historia de una joven hechicera cuyo amor prohibido desato una tempestad en su reino. Mercy es una mujer terca y con más amor para dar a los demás que para el...