JeongHan y JiSoo vivieron con una promesa.
Como líderes de la organización clandestina más temida de Corea, son criminales. Son malas personas. Pero a ellos nunca les importó. Lucharon por un propósito y ese era deshacerse de toda la escoria del mun...
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SeungCheol golpeó la colchoneta con un gemido, sin moverse ni un centímetro cuando el bastón bo fue presionado contra su cuello.
-"Gotchu"-. Dijo MinGyu mientras alejaba el bastón del chico, dejándolo ponerse de pie.
Chan se rió desde el margen, dibujando otra marca en el tablero bajo el nombre de MinGyu. -"Esta es la séptima ronda, hyung tienes cinco puntos, SeungCheol tienes dos"-.
SeungCheol seguía jadeando, después de que el hombre que tenía enfrente le pateara el trasero varias veces. Solo había pasado una semana desde que se encontró enredado con estas personas. Después de dejarlo asentarse y obtener la autorización de JiHoon de que estaba en forma para la actividad física, inmediatamente lo pusieron en entrenamiento.
Se quedó con MinGyu y Chan durante la mayor parte de su tiempo allí. Al ver que MinGyu supervisaba el entrenamiento de todos y Chan, bueno, SeungCheol no estaba seguro de por qué siempre estaba cerca. También pasó tiempo con algunos otros miembros que había conocido anteriormente, pero no fue por mucho tiempo.
-"No entiendo el punto de aprender a pelear con un bastón bo"-. Dijo mientras tomaba sorbos de su botella de agua.
-"No siempre puedes estar seguro de que tendrás un arma, incluso entonces no puedes estar seguro de que no te quedarás sin munición. Por lo tanto, debes poder luchar y matar con cualquier cosa y todo lo que te rodea. Después de que domines el bo, te dejaré elegir cuál quieres aprender a continuación"-. MinGyu le dijo, entregándole una pequeña toalla para secarse el sudor.
-"Te sorprendería saber cuántas personas tienen palos largos en sus casas"-. Añadió Chan. SeungCheol simplemente se encogió de hombros y siguió bebiendo su agua.
Honestamente, MinGyu estaba impresionado con el chico. Era competente en el combate cuerpo a cuerpo, y cuando se trataba de armas, estaba lejos de ser indefenso. Sabía cómo funcionaban y, lo más notable, no tenía miedo de apretar el gatillo.
MinGyu no estaba seguro de si ese último hecho era algo que debería elogiar.
Sin embargo, SeungCheol todavía carecía de múltiples aspectos. El mayor problema era que el chico tenía un temperamento que la mayor parte del tiempo no podía controlar. Le falta racionalidad durante el combate, habla y piensa con los puños y no le importa el daño que causa, especialmente a sí mismo.
Tenía una idea de por qué podía ser así, pero no le correspondía decir nada al respecto. Solo conoce al chico desde hace una semana. Duda que SeungCheol quiera que se entrometa en su negocio.
MinGyu recogió los bastones de bo descartados y le arrojó uno a SeungCheol, quien lo atrapó con facilidad.
-"Bien, niño, a la octava ronda"-.
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