Capitulo 3.

90 13 0
                                    

Me levanto y no se a donde me llevaba solo se que me hipnotizaba la manera en que besaba.

Termine en una cama super cómoda observando las luces rojas de todo el lugar, junto a la cama había una mesa con algunas cosas sobre ella.

-Ponte cómoda -me dijo con la respiración agitada mientras se quitaba la camisa. Fui obediente y me acomode en aquella cama tan grande -. Quítate el vestido.

Obedecí lanzándolo al piso mientras observaba su cuerpo tan excitante. Camino a la mesa tomando algo de ella, se subió a la cama y me beso mientras se posaba sobre mi, tenia un hielo en la boca, me lo paso por la mejilla bajando por mi cuello, lo deslizo ligeramente por mi pezones para luego bajarlo entre mis pecho y dejarlo en mi ombligo mientras se encargaba de lamer mis senos, mis piernas templaban con tan solo tenerlo en mis pechos.

Bajo el hielo y cuando pensé que lo llegaría hasta mi intimidad lo paso por mis muslos para luego besarlos y lamerlos, deseaba sentir su boca en mi intimidad de una manera que me desesperaba, cuando por fin sentí el hielo en mi intimidad mi piel se erizo. El se levanto nuevamente y tomo otra cosa de aquella mesa, se coloco entre mis piernas y sentí como vertía algo liquido y tibio en mi intimidad, empezó a dar pequeños besos por todo el lugar hasta estamparse en mi intimidad, lamiendo y chupando suavemente, cada uno de sus brazos se aferro a cada uno de mis muslos manteniéndome las piernas abiertas mientras yo tenia un orgasmo y intentaba cerrarlas, pero el se negaba a permitir eso y continua moviendo su lengua en aquel lugar tan sensible. Subió su lengua lentamente por todo mi abdomen y cuello hasta llegar a mis oídos donde gimió al tocar mi intimidad.

Sus labios se estamparon nuevamente con los míos mientras el se encontraba sobre mi, empecé a arrancarle la correa para quitarle el pantalón, y mientras el me miraba con cara de satisfacción y hermosa sonrisa. Su aliento estaba delicioso, en el momento en el que le quite la correa le desabroche el pantalón y baje el zipper. El no tenia boxer, así que saque su intimidad para manosearlo, sus expresiones me demostraba que le gustaba la manera en la que lo tocaba. El se despego de mi y se quito el pantalón para luego deslizarse en mi intimidad super húmeda.

Cada estocada me elevaba mas y mas. Termine sobre el tomándolo del cuello mientras movía mi cintura, en un momento me detuve y sus manos se aferraron a mi cintura para el mismo moverlas.

-No te detengas -me pidió entre gemidos mientras el mismo movía mi cintura.

Nos revolcamos por toda la cama hasta terminar. Ambos nos quedamos viendo el techo sin nada que decir, luego de un rato nos quedamos dormidos, el en un lado y yo en otro. Observe su reloj en su mesa de noche y marcaba las 12:27, recogí mis cosas y salí de ahí. Conduje hasta mi apartamento, satisfecha de todo lo que paso.

Al llegar a casa me di una ducha y limpié mi armario y organicé todas mis cosas para luego dormir en la noche no hice nada más que ver películas y pensar en todo lo que había hecho en la mañana con Hayes. Al día siguiente al alistarme y prepararme para ir al hospital me sentía con gran culpa, como si estaba haciendo algo malo. Yo no quería nada mas que estar lejos de Hayes ese día.

Agradecí que tenia una operación tras otra y no tenia tiempo para caminar por el hospital.

Hoy no había mucha acción en el hospital, así que solo me ponía a estudiar los historiales de los pacientes en la cafeteria mientras me llevaba un pedazo de gelatina a la boca.

-¿Qué haces? -levante la cabeza y mire a Romeo sentarse enfrente de mi.

-Estudio todo esto.

-Zahia tiene toda la mañana preguntándome por ti, ¿Por que no se hablan?

-No es que no nos hablemos es que ella, me presiona para decirles cosas personales de las que yo no...

-Entiendo ya. -me interrumpió. -. Recuerda que ustedes son amigas, y por eso tal vez ella siente la libertad de presionarte a que le cuentes las cosas.

Olvídame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora