Años atrás, cuando Jamie había conocido a Dakota y las niñas, cuando las vio por primera vez -en el pasillo con un aspecto descuidado y una niña pequeña con el culo al aire- pensó que serían unas vecinas terribles y que la mala suerte lo seguía.
Ahora sonrió ante el recuerdo, mientras manejaba por la tranquila carretera rumbo a Dublín, Phoebe se había quedado dormida a los pocos minutos de arrancar y Dulcie permanecía muy seria, concentrada en la hoja de papel que su madre le había dado con la lista de cosas que necesitaría para su estancia en Belfast, llevaban de fondo música tranquila, veía los inquietos pies envueltos en tenis azules brillantes moverse sin parar.
-¿Porqué mamá necesita el molinillo de pimienta? -la vocesita infantil finalmente rompió el silencio- ¿No tiene uno la abuela?
-Creo que sí, pero tu madre quiere el suyo, así que más vale que no lo olvidemos.
-Bueno.
Volvieron a quedarse callados un rato, ahora los pies pateaban en asiento delantero del copiloto, que iba vacío, Jamie se contuvo para no llamarle la atención, sabía que también la pequeña estaba alterada por la situación de Dakota y no quería estresarla más, al entrar a la ciudad pararon a comprar comida china y después fueron directamente a su casa, el diminuto jardín delantero estaba hecho un desastre por los días que habían estado ausentes, lleno de hojas que cubrían la entrada, Dulcie llevó la comida mientras Jamie llevó a la adormilada Phoebe en brazos a la casa, los tres se acomodaron en la mesa, normalmente estarían haciendo bromas y robándose las galletas de la fortuna, pero esta vez estaban en silencio.
-¿Cuándo volvemos por mami? -Phoebe partió un rollito primavera por la mitad y se lo llevó a la boca.
-Iremos mañana a llevarle las cosas y después volvemos nosotros a casa.
-Pero mamá se quedará con los abuelos -Dulcie colocó su mejilla contra le mesa- hasta que llegue el bebé.
-Hasta que llegue hermanita.
-Aún no sabemos si será niña o niño -Jamie las miró a las dos- pero así es, hasta que nazca el bebé, mamá se quedará allá.
-Papá... ¿qué pasará con Olivia? Ella también tiene que volver a la escuela.
Era una buena pregunta, Olivia tenía una beca en una secundaria en Dublín que era, a su vez, un internado, Andrew y ella se habían mudado un año atrás, antes de que pasara al nuevo nivel, como su amigo trabajaba desde casa la pequeña no se quedaba toda la semana en la escuela, pero un par de meses atrás, con la salud de Andrew deteriorándose un poco, habían vuelto a Belfast para que el seguro médico le diera mejor atención, la abuela de Livvy que vivía en un asilo la invitaba a pasar algunas tardes con ella, según se había enterado Jamie.
-Hablaremos con ella cuando volvamos a Belfast, pero como ahora es de nuestra familia -habló con calma- y nosotros vivimos aquí, tendrá que volver a su secundaria.
-¿Y dónde va a vivir, en el internado?
-Vivirá con nosotros, Dulcie.
-¡Sí! -Phoebe alzó sus manos- otra hermana.
-¿Y dónde va a dormir? -Dulcie fruncía el ceño- dijiste que tendría mi habitación sola cuando llegara el bebé.
¿Cómo había pasado de ser un soltero empedernido a padre de dos niñas, tutor de una casi adolescente y esperando por un bebé? Tomo nota mental: necesitarían una casa más grande.
-Ya veremos, Dulcie.
-¡Pero papá!
-Ahora no discutiremos eso -suspiró y miró su reloj- apresúrense a terminar la comida, luego guardaremos las cosas de mamá y después me acompañarán a ir por unos papeles a la oficina.
-¿Qué papeles?
-Mi pasaporte -suspiró- ya que su madre no puede hacer esfuerzos, seré yo quien las lleve a España, a ver su padre.
Llevaba solo unas horas en reposo y Dakota ya sentía que se volvía loca, había demasiada paz en la casa, solo escuchaba el sonido del viento, de las ocasionales gotas de lluvia que golpeaban la ventana y a su suegra andar de un lado a otro o hacer algunas llamadas, Jin había dicho que le llevarían un televisor a la habitación cuando regresara del hospital, pero mientras solo tenía una pila de revistas, unos cuantos libros y su teléfono para entretenerse mientras eso pasaba, miró por la ventana con nostalgia mientras se acariciaba la barriga.
-Lo hago por ti, cariño -le habló al bebé en su vientre- solo sé bueno hasta que estés listo para salir.
Cerró los ojos un momento, casi se quedaba dormida cuando notó una presencia en la habitación, era Olivia, con la misma ropa del día anterior, su rostro de ojos hinchados y rojos, pero visiblemente tranquila, caminó hasta la cama y la invitó a acomodarse a su lado con un gesto que la niña se apresuró a aceptar, acurrucándose a su lado.
-¿Has dormido bien, Livvy?
-Sí, porque papá ha venido a verme en mis sueños.
-¿En serio? Vamos, cuéntame todo.
El rostro se le iluminó mientras se acomodaba mejor en la cama, soltó una risita y el corazón de Dakota se sintió más ligero por ese dulce gesto.
-Estaba en un lugar blanco y brillante, me abrazó y me dijo que mamá llegó directamente a regañarle por no dejarme tener un perro.
Dakota también se rió y la estrechó con fuerza contra ella.
-Tuvo una bienvenida interesante al cielo, entonces.
-¿Tu crees en el cielo?
-Por supuesto, me gusta creer que hay un lugar donde todos llegaremos algún día a reunirnos, y espero que no haya que trabajar allá, solo descanso y comida.
-Sí, y no hay dolor, papá me dijo que no le dolía nada, y que me cuidaría siempre, que confiara en mi corazón, que se encargaría de que yo fuera muy feliz.
-Estoy segura que cumplirá su promesa -le besó la cima de la cabeza- y yo ayudaré en eso, sabes que cuentas conmigo por siempre.
-Lo sé, te quiero Dakota.
-Y yo a ti, muchísimo.
Se quedaron un rato abrazadas, disfrutando esa nueva tranquilidad entre las dos, pero luego de un rato le dio unas palmaditas a la pequeña y se incorporaron en la cama.
-Bueno, ahora quiero que desayunes bien y si tienes ánimo, tenemos que comenzar a arreglar algunas cosas, debemos ir a tu casa por algunas cosas y quiero buscar algunos papeles de los que tendremos que encargarnos, pero solo si te sientes con el ánimo de hacerlo.
-Vale, creo que está bien, aunque no tengo mucha hambre.
-Pero debes comer bien, y beber mucha agua sino te dará dolor de cabeza.
-Vaya, las dos están despiertas y activas -Jim apareció en el vano de la puerta, sonriente y abrigado- eso me agrada.
-Me siento bien y esta señorita debe tomar el desayuno, aunque es casi mediodía.
-Queda pan en la cocina y creo que un poco de quiché en el horno.
-Y luego de que coma, tenemos que ir a casa de Olivia, no está lejos y podemos conducir, es una casa de una planta.
-Está bien, yo las llevaré, pero con una condición.
-Eso no suena bien.
Jin tiró de algo que había junto a él, Livvy que se levantaba de la cama se rió y miró a Dakota de reojo, conteniendo la risa.
-¿Eso es una...?
-Es tu nueva mejor amiga, Dakota.
Ella gruñó y se cubrió el rostro con las manos.
-A partir de hoy, te moverás en esta silla de ruedas a todos lados, y te ataré a ella si es necesario.
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Que siga el trato || Jamie y Dakota
FanficHan pasado cuatro años de que cerraron el mejor trato de su vida. Pero las cláusulas han cambiado. Jamie y Dakota ahora enfrentan problemas que no pueden controlar. Más responsabilidades. Más miedos. Nadie dijo que una vida juntos sería así. Pero pu...