Aurora
No todo era emoción y adrenalina en mi vida. Por la mañana era una orgullosa estudiante de la Universidad de Seattle. Aunque, debo admitir, la clase estaba de lo más aburrida y es que historia no iba conmigo para nada. Y, al parecer, tampoco iba mucho con mis compañeros, pues habían faltado más de la mitad. ¿Cómo culparlos? Si no supiera que esto era un privilegio para mí, también me hubiera dado el lujo de faltar. Pero no, aprovecharía cada minuto, por más infernal que me pareciese. Pues, al final, nada me aseguraba el tiempo que seguiría en estos negocios.
Observé al profesor ir y venir por el aula, hasta él mismo parecía aburrido de la clase que estaba dando. Sin embargo, ahí estaba yo, tomando nota de hasta los bostezos que se daban mis compañeros.
Ya había pasado una semana desde la última vez que Cristofer me visitó. Desde entonces mandaba a sus guardias a buscar el dinero y dejar más producto. No me llamaba la atención, había insultado su hombría al rechazarlo. Lo que sí era todo una sorpresa, era su repentina aparición de hoy a través de un mensaje de texto. Aunque, lo que realmente me dejó sin palabras, fue el contenido de su mensaje.
Hoy debes vender el doble. Sí o sí. Si no cumples habrá consecuencias. Quedas sobre aviso.
Estaba jodida. Había sido una semana donde me costó vender. Las fiestas no estaban en todo su esplendor porque se acercaban las fechas de exámenes. Apenas lograba la meta diaria ¿Y este quería que venda el doble? Está loco.
Suspiré frustrada por la noche que se avecinaba. No podía vender en el campus, hoy no si quería lograr las ventas necesarias. ¿Trabajaba en una mierda de concesionaria que debía trabajar como si fuera por comisión?
Suspiré profundo mientras mi mente maquinaba por una solución. La franja volvía a ser la mejor opción y también la peor. Solo recordar aquel rostro de ojos azules amenazándome me ponía los pelos de punta.
Un nudo se comenzaba formar lentamente en mi estómago por los nervios.
El plan sería el siguiente: intentaría vender en el campus, si no se puede, iría hasta la franja. En la franja roja de la ciudad, la noche era mucho más larga, y no existían las semanas de exámenes. Todos los días se vivían como si fueran el último. y, aunque en algún momento de mi vida iba como si fuera una más del barrio, ahora me temblaban las piernas de solo recordar la última noche en la que estuve allí.
¿Cuáles eran las probabilidades de cruzarme a cualquiera de aquellos dos tipos? Espero que fueran menos de las que pensaba.
•••
Me habían robado. No podía creer lo descuidada que había sido. Solo bastó una pequeña distracción para que metieran mano en mi bolso y se llevaran más de la mitad de mi producto.
Las lágrimas rodando por mi rostro no se hicieron esperar. Mierda, mierda y más mierda ¿Por qué a mí? ¿Y ahora qué? No me quería ni imaginar el rostro de Cristofer si se llegase a enterar. ¿Qué me haría?
El miedo ya había formado parte de mi ser. Salir cada noche sin saber si iba a regresar sana y salva a casa se había vuelto parte de mi rutina. Pero no había sentido, hasta hoy, este miedo. ni siquiera ante las amenazas de cuando toda esta locura comenzó.
Miré a mi alrededor. Nadie parecía sospechoso. La fraternidad estaba a rebozar, cualquiera podría haber sido. ¿Y qué podía hacer? ¿Una denuncia en la policía? Claro que no, primero iba presa yo.
Frente a mí, dos chicos jugaban al póker y la idea de volver a hacer lo que hacía ya un par de años había dejado en el pasado se instaló en mi mente.
ESTÁS LEYENDO
INFERNO || +21
RomanceAdvertencia: Sexo explícito, lenguaje inapropiado, drogas. +21 años Ella tiene nombre de princesa, pero está lejos de ser una. Sobrevivir para ella significa meterse en asuntos turbios, y no le tiembla el pulso al ir a por ello sin pensar en las con...