En la Oscuridad...

Mientras dormías...

Atención ⚠️⛔️ este capítulo puede contener algunas escenas con contenido sexual explícito. Leer bajo su propia responsabilidad.

Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

Estoy enamorado de la forma que tienes, empujamos y tiramos como hace un imán, aunque mi corazón también se está enamorando, estoy enamorado de tu cuerpo. La pasada noche estuviste en mi habitación, y ahora mis sábanas huelen a ti.
Cada día descubro algo nuevo, estoy enamorado de tu cuerpo... — Shape of you, Ed Sheeran.

La escuchó caminar tambaleando, no era que le importase, no era la primera ni la última vez que la veía llegar en ese estado. Lo cuál lo irritaba mucho.

<<Patética insecta>>

Molesto miraba hacia donde la tambaleante mujer venía caminando.

Últimamente la científica lo irritaba más de lo habitual, aún no sabía porqué había accedido a quedarse en su casa, acaso simplemente era que ella  ofreció comida y un lugar para entrenar y atender sus necesidades.

<<El más digno trato para el príncipe Saiyajin>>

Además no había tenido nada mejor que hacer en lo que esperaba a que revivieran al insecto de Kakaroto.

<<¡Bah! El más fuerte ahora soy yo, debí volar está bola de barro primitiva>>

¿Entonces porque aceptó y se quedó? Simple, su orgullo Saiyajin no permitiría que ese clase baja ostentara el título del más fuerte, puesto que mientras continuara muerto, aún cuando él se volviera más poderoso, la vox populi siempre recordaría a la sabandija tercera clase que era Kakaroto como el más poderoso y ante la memoria de un difunto no hay forma de ganar.

Después, cuando se enteró que ese insecto no estaba muerto, tomó una nave y se fue a buscarlo sin ningún éxito, para regresar y encontrarse con la noticia de que ese fracasado moriría en el futuro en la forma más  vergonzosa que un guerrero podría tener: Producto de una vulgar enfermedad del corazón y no por mano del príncipe.

Y lo peor, fue enterarse que después llegarían un par de chatarras y lo aniquilarían porque sería tan débil como para ser dejarse vencer por ese par de hojalatas.

Por ese motivo fue según su propia convicción que había aceptado nuevamente esa invitación de quedarse en ese lugar, pues aunque sería más fácil borrar la faz de la tierra de una buena vez,  jamás deshonraría la memoria de los guerreros Saiyajin evitando así una buena pelea contra un enemigo, en lugar de eso entrenaría y demostraría porque él era el príncipe de su raza.

Además, como él mismo se percató la escandalosa humana tenía muchas comodidades que ofrecerle y él cómo buen príncipe sabría cómo aprovecharlo.

La escuchó en su zigzagueante andar, como se golpeaba en una mesa que se le atravesó.

— ¡Auch! Eso va a dejarme un moretón — Se quejó una achispada científica, mientras lanzaba maldiciones.

El peliflama desde las sombras se sonrió. La veía subir a paso tambaleante por las escaleras, estaba  realmente impresionado de que aún con lo alcoholizada que al parecer venía era capaz de mantenerse sobre esos altísimos tacones.

A pesar de la oscuridad que reinaba podía ver perfectamente la silueta de la hermosa científica. Sus largas y esbeltas piernas blanquecinas se apreciaban perfectamente bien desde ese ángulo, dejándole ver sus bien torneados muslos además de otros atributos.