Sobre las heridas que nunca sanan.

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TW: anorexia, autolesiones.

Un día me sentí invisible.
Supuse que era la delgadez,
lo pálida que me veía
y lo mal que estaba
aquello que había de funcionar
como una capa de invisibilidad.
Me sentía fatal.
Había empezado, una vez más
a pensar.
Pensaba en sus comentarios,
en su trato,
en la manera que me veían.
Intentaba no pensar
en lo sucia que me sentía.
Porque había escuchado los rumores
de los que era protagonista.
Había escuchado la manera
en la que me llaman marrana,
en la que castigaban a una chiquilla
acomplejándola como la más fea.
Sentí asco de mi misma
y fui infeliz.
Metí todas las cosas "feas"
en una maleta.
Metí cosas que adoraba,
para enterrarlas.
Odie mi cuerpo,
me obligue a bajar.
Me corte,
solo para sentir una clase de dolor,
un dolor físico.
Definitivamente hay heridas
que nunca dejan de sangrar,
pero hoy me veo al espejo
y ya no veo rastro alguno
de lo que alguna vez fui.
Me pregunto cuándo.
Cuándo llegará el día
donde esto deje de doler
y pase a ser una cicatriz
en mi blanca piel.
Me pregunto si, alguna vez
dejare de sangrar
como lo hago esta noche.

Cuando dejes de recordarme. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora