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•Kazutora•
"Eres tan linda, cariño" dices con dulzura, besando las mejillas regordetas de tu hija que estaba vestida con un disfraz de tigre. Una vez que te alejaste, ella se escondió en su capucha con una tímida sonrisa adorando su carita.
Ustedes dos escuchan la puerta de entrada desde el dormitorio y jadean, captando su atención y ella mira con sus curiosos ojos dorados.
"Tu papá está en casa", avisaste, mientras ella balbuceaba emocionada ante la mención de su padre, "¿Quieres ir a saludar?".
Asintiendo con entusiasmo, señalando hacia la puerta con un pequeño gemido de angustia porque tenía prisa.
No pudiste evitar reírte de lo pegajosa que era con Kazutora, pero tú eres exactamente igual. Entras en la sala de estar, suavizándote ante el estado de cansancio de Kazutora en el sofá.
"Estás en casa temprano" susurras alarmándolo y él bosteza mientras se pone de pie.
"Sí, hoy fue un día lento en la tienda-".
Cortando sus palabras cuando sus ojos se fijan en el pequeño tigre en tus brazos. Ella con un pequeño puchero y sus manos estiradas hacia él e inmediatamente camina para sujetarla en sus brazos.
Pero se detiene en seco y saca su teléfono del bolsillo, con una sonrisa tan brillante que te hace derretir con solo verlo.
"Espera princesa, necesito que sonrías para la cámara".
Mientras tomaba las fotos en su teléfono, solo estaba agradeciendo a cualquier dios que estuviera escuchando por darle esta oportunidad de felicidad.
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