Capítulo 2

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//Blake

Alemania.

3:40 am

Recibo aquella llamada a mitad de la madrugada, odio tener que atender cada estupidez que me piden. Enseguida me baño y me visto, tomo mi auto y me dirijo hacia la central.

Odio que me levanten, y menos a las tres y cuarenta de la madrugada. Peino mi cabello con mi mano, concentrándome en la carretera. Me detengo en un semáforo en rojo y distraigo un par de segundos al ver un avión volar a estas horas.

Al ponerse en verde, vuelvo a concentrarme en la carretera hasta llegar a mi destino. Mi superior, el general Hendrik Krämmer, me espera en la entrada con sus brazos cruzados y un ceño fruncido notorio, cosa que me estresa. Camino junto con él mientras me da las últimas noticias.

—Ha vuelto a atacar. Esta vez al presidente de Italia, y ha escapado.

—¿Y? ¿Para eso me llamaste? Joder Hendrik, esa puta loca es fácil de atrapar —lo miro mal a pesar de ser mi superior y él me devuelve la mala mirada.

—Entonces hazlo tú —desafía.

Me quedo callado ante sus palabras y me doy media vuelta, no estoy para estas bobadas, no me rebajo a hacer misiones absurdas cuando he estado en verdaderas misiones de peligro.

—Me iré a dormir —informo.

—No tienes permitido salir —detengo mi paso y gruño, doy media vuelta y frunzo mi ceño mirándolo mal.

—¿Quieres que atrape a una loca sabiendo que vosotros podéis hacerlo en un pestañeo? Hacedlo vosotros, que ya tenéis pelos en los huevos.

Hendrik endereza su espalda y su mirada desafiante se clava en mí, sus canas demuestran lo viejo que está y su firmeza y lealtad en este trabajo me hace respetarlo... un poco.

—Lo harás, solo por haber faltado el respeto a tu superior. Ahora sal de aquí y vete a trabajar, se te acabó el descanso.

—Canalla... —susurro.

—Y solo por eso ciento cincuenta euros de multa —me da la espalda haciéndome enojar y aprieto mis puños.

Salgo de la oficina y camino hacia mi vieja oficina, que solo está allí de adorno. Mis compañeros me saludan al verme, sin embargo, les presto muy poca atención. Me multan cada dos por tres, sin embargo, llegar al puesto al que he llegado nunca ha sido fácil.

Para ser el mejor agente secreto del mundo, requiere su tiempo, dinero, trucos sucios e inteligencia.

Me largo de la central, estresado, queriendo regresar de una vez por todas a mi cama. Conduzco, con pereza, nuevamente a mi casa y al llegar, me llega a mi móvil toda la información que debo de saber antes de proceder a investigar a la loca misteriosa.

El sueño se me ha ido en cuanto he entrado a mi habitación, así que me dirijo a mi despacho para proceder a dar inicio a la investigación. Leo con atención cada palabra de su historial y frunzo el ceño al darme cuenta de que ella es básicamente un fantasma.

El último sitio en el cual ella estuvo fue en Italia, y eso se confirma ya que una residencia explotó cuando varios soldados intentaban entrar a la fuerza. Eso quiere decir que le avisaron, no es tan difícil de saber, de hecho, es un dato irrelevante de saber por ahora. Leo cada uno de sus crímenes y me doy cuenta de que no sigue ningún patrón en lo absoluto.

Sin embargo, no se ha obtenido más información.

Me levanto de la silla y tomo el móvil con determinación, llamo a Hendrik y él no tarda en contestar al segundo tono.

MI JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora