Capítulo 10

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¡PRIMERA PARTE!

//Lena Spencer

EE.UU

Salgo de mi casa a las cinco de la mañana dispuesta a correr por todo el vecindario, escucho música y me distraigo con cada cosa mientras corro. Me agrada correr mientras la brisa fresca de la mañana recorre mi rostro haciendo que sienta libertad. Algunos vecinos me saludan ya acostumbrados de verme cada día. Regreso a casa a las siete y me meto a la ducha antes de desayunar, los ladridos de mi mascota se hacen presentes al otro lado de la puerta y echo un suspiro. Me baño rápidamente y me visto, tengo que ir a la universidad y casi no tengo tiempo.

—Buenos días cariño mío —me inclino para acariciar el pelaje de mi mascota para luego observar su recipiente—. Debes tener hambre, enseguida te doy de comer.

Mi mascota es un Pug, y lleva 2 años conmigo. Es mi compañía en este departamento tan solitario. Desayuno junto a mi amigo llamado Stich y termino con rapidez. Estoy en mi penúltimo año de universidad, y cada vez se vuelve más difícil, al menos no estoy sola. Tengo a mis padres y a mi hermana que me apoya.

—Deberás ser el hombre de la casa hoy Stich, hoy saldré con Harry y no volveré hasta tarde, te he dejado suficiente comida y agua. Y hoy puedes has el desastre que quieras, ya que no te sacaré a pasear en la noche, pero mañana te prometo sacarte dos veces.

Le planto un beso en la cabeza de mi mascota y él lame mi mandíbula, sonrío un poco y enseguida me marcho. Harry es mi novio, lo conocí hace 4 años en un parque de diversiones, él y yo nos volvimos cómplices y pareja, y aunque no vivimos juntos, nos vemos todos los días.

Él me obsequió a Stich hace dos años.

Una vez que llego a la universidad, comienzo a hacer mis cosas y a dirigirme a mi paciente, hago prácticas y como proyecto nos han asignado un paciente que debemos estudiar, tenemos a un doctor que supervisa cada movimiento que hacemos. A las diez, tomo el descanso con algunas amigas para luego volver a las clases.

Una vez que termino mis clases, me dirijo hacia el restaurante de siempre. Donde trabaja Harry, y como siempre, llego exactamente a la hora de su descanso. Me siento en una mesa junto a la ventana y espero a Harry.

—Hola Lena, ¿lo de siempre? —James, otro camarero y amigo nuestro, me saluda.

—Hey, James, sí, lo de siempre.

—Ya aviso a Harry de que estás aquí.

Asiento levemente y James se marcha detrás de la barra dirigiéndose a la cocina. Harry sale minutos después y ambos sonreímos al mismo tiempo. Besa mis labios antes de sentarse frente a mí.

—¿Día duro? —tomo su mano mientras me percato de su rostro cansado.

—Sí, los viernes son horribles aquí, pero al menos puedo verte, rubia —coloco mis ojos en blanco y sonrío. Siempre me dice así, por mi color de cabello.

—La próxima semana tengo que presentar el taller. No sé si podré venir, tengo que avisar también al hospital infantil de que faltaré.

—No te preocupes, sé que estás muy ocupada, lo entiendo. Además, ¿Lista para esta noche? —enarca una ceja y río levemente.

—Sí, pero ¿Dónde me llevarás? Te recuerdo que el sábado tengo cosas que hacer y no puedo embriagarme como hace un mes en tu casa —lo miro con seriedad y Harry suelta una carcajada—. Vomité en tu cama, fue espantoso... no quiero recordarlo...

—Fue un lindo vómito, al menos no moriste —bromea—. Hoy tú solo ven con un vestido de playa.

—Estás tramando algo, lo sé y te recuerdo que me da miedo nadar por las noches, así que, si se trata de una de tus bromas pesadas, te puedes estar buscando otra novia —advierto.

MI JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora