– Kaori... ¿lo sabe?
– No Kaiba, como te dije, nunca pensé en rebelarte nada y por eso nunca me preocupé en decirle a Kaori su origen. Tal vez fue muy egoísta de mi parte con ella, pero al ver que mi hija no indagaba, opté por callarlo.
– Ahora... ahora entiendo por qué mi afinidad con ella...
– Si... supongo que la sangre llama - dijo escuetamente.
– ¿Alguien más sabía de tu embarazo?
– Mokuba... pero le pedí que no te dijera nada... supongo que por eso me buscó tanto tiempo, estaba preocupado por ambos.
– Comprendo- espetó con recelo.
– No debes enojarte con Mokuba, él hizo lo que pudo.
– ¿Es por nuestra hija que debes tomar tantos medicamentos?
– Si, la verdad, debo hacerme unos exámenes muy avanzados, pero no he tenido la mmm forma de hacérmelos, el tratamiento me mantiene estable.
El CEO aún intentaba procesar la información dada. Estaba feliz pero abatido al mismo tiempo. Tenía una hija, una heredera y no sólo eso, tenía una hija con la persona que amaba. Si bien Joey le había ocultado todo, la mayor culpa era suya por ser un imbécil y no haber tratado a Katsuya como merecía.
Comprendía a la perfección la desconfianza y la prudencia de su cachorro para mantener protegida a Kaori.
Escucharon la puerta abrirse y " hablando de Roma", Kaori ingresaba a la estancia.
– Señor Seto, creo que es algo clasista ponerles rosa a los monstruos femeninos y corbatines azules a los monstruos masculinos, porque a mí a veces me gusta jugar con los personajes varones, creo que puede cambiar eso y dejarlos neutros, que cada quien elija su personaje, de resto, me ha gustado todo.
– Hija, estamos hablando... - le llamó la atención Joey.
– Lo... lo lamento papi – sonrojada por su falta de modales.
– No importa, ven – exclamó el empresario quien abrazó a la niña con necesidad y ternura. Ahora la veía de otra forma, era su hija. Kaori era hermosa, tenía sus ojos azules, su cabello cenizo y la hermosa piel durazno de Joey. No dudaba que había heredado su inteligencia y la ternura e ímpetu de su cachorro. Era una combinación perfecta de ambos. Ante tantas cargas de emociones, el CEO dejó salir algunas lágrimas que humedecieron el vestido de la pequeña.
– Señor Kaiba, ¿está llorando? - le dijo la menor mientras le acariciaba la cabeza– solo le hacía recomendación, pero si me gustó el juego – comentó preocupada.
Katsuya jamás había visto llorar a Seto y esto le conmovió demasiado. Verlo apegado y abrazando con ahínco a Kaori, le demostraron que había tomado la decisión correcta en decírselo.
– Papi, ¿también estás llorando?
– Cla... claro que no, a mi se me metió un sucio en el ojo.
La pequeña rio y dejó que el castaño la siguiera abrazando hasta que se calmara. Le dio unas palmaditas en la espalda y luego vio como este se separaba más tranquilo.
– Haré las modificaciones que me dijiste - comentó más tranquilo.
– Está bien... ¿estás bien?– indagó preocupada.
– Sí, estoy bien, lamento mojar tu vestido.
– No importa, eso es lo de menos - dijo acariciándole el cabello al mayor- ¿puedo ir a la cocina? tengo hambre.
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A mis espaldas
FanfictionKatsuya Jounuichi y Seto Kaiba siempre han tenido aspiraciones y puntos de vista diferentes. Sin embargo, un acontecimiento los llevará a estar juntos y aprender el verdadero significado del amor y el sacrificio. Esta pareja pasará por duelos, separ...