AizawaxSakura

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Existían dos cosas en el mundo a las que Sakura no podía recistirse.

La primera de ellas eran las benditas gafas, no entendía la razón pero desde que comenzó su apetito sexual, las gafas dejaron de ser solo un accesorio y se convirtieron en un fetiche en cada fantasía que tenía con sus posibles amantes.

No es que anduviera fantaseando con todos los que las usarán, era más bien cuando un le gustaba mucho un hombre en específico. Su imaginación volaba con él chico en cuestión debajo suyo y con un par de gafas empañadas por el sudor de ambos.

La otra cosa, en realidad era un el.

Aizawa Shota.
El hombre más exquisitamente sexi y ardiente que sus ojos había visto. Ese hombre de 35 años era su perdición. El hecho de que usará gafas cada vez que tuviese que leer algo lo hacían aún más delicioso y tentador.

Ella no era la única mujer que lo creía así. Profesoras, alumnas, madres.. Todas y cada una suspiraban al verlo sacar ese par de gafas y sentarse tan relajado a leer algo en su móvil en cualquier parte de aquel internado.

Todas suspiraban por el, incluida ella por supuesto.

Pero eso no le molestaba, en absoluto, ver a todas esas mujeres derretida por Aizawa solo lo hacía más tentador para ella.

Que gran problema fue cuando al entrar a trabajar como enfermera al internado, lo primero que hizo al verlo fue ocultar su dedo anular de la mano izquierda.

Aizawa era el hombre más ardiente del planeta.

Pero tenía un gran problema, y es que era un amargado y gruñón de primera. Tendía a regañarla por cualquier cosa, casi podía jurar que se alimentaba de su sufrimiento.

Por eso, llevaba cuatro meses completos ocultando su dedo anular cada vez que el aparecía.

Como en ese momento.

__Escuche que una de las alumnas le dejó una carta de amor en el escritorio.

Se animo a interrumpir su lectura para disimular la forma tan sospechosa en que llevaba su mano izquierda hacia las llaves de su consultorio que había dejado en la mesa antes de que el hombre llegara a la sala de reuniones.

No podía dejar que el se enterara de eso, de ser así jamás tendría oportunidad con el.

El pelinegro levantó su vista hacia ella por lo que rápidamente yde forma muy obvia se recargo en la mesa y metí su mano en el bolsillo de su bata.

__¿De verdad? Seguro la bote junto al resto de la basura en el escritorio.

Su voz monótona no podía ocultarle la verdad. Que hombre tan insensible, por esa razón jamás le mandaría una carta de amor aunque ya hubiera escrito un montón en el pasado.

Los ojos de él se mantuvieron unos segundos sobre ella poniéndola nerviosa, luego volvió su vista al móvil y ella pudo respirar tranquila volviendo a su tan difícil misión de intentar tomar las llaves que estaban a pocos centímetros de él.

Si tan solo pudiera utilizar su mano derecha en lugar de la izquierda.

__¿No tienes clase ahora? __preguntó esperanzada.

Le encantaba mirar a ese hombre por horas, pero en ese momento de verdad deseaba que se fuera. Maldición necesitaba ir al baño y sin las llaves no podría.

Jamás iría al de las alumnas, una sola vez cometió ese error y casi muere al ver la cantidad de toallas sanitarias que habían en el cesto.

Una gran gota de sudor se deslizó por su nuca mientras llevaba su mano lentamente hasta las llaves.

__¿Porqué lo ocultas?

Bien, hasta aquí había llegado.

Su rostro perdió color y el mundo a su alrededor se detuvo. Aizawa la miraba de forma muy sexi pero muy furiosa por encima de los lentes. Ni colocando su mejor sonrisa podría impedir que ese hombre se enfureciera.

__Quería decírtelo.

__Mentira, estuviste intentando ocultarlo desde que llegaste.. ¿Creíste que no me daría cuanta de este jueguito tuyo?.

Todo se arruinó.. Cualquier oportunidad de cumplir aquella fantasía se termino. Pequeñas lágrimas comenzaron acomularse en el borde de sus ojos y su boca se convirtió en un puchero lleno de tristeza que provocó una mueca de fastidio en el rostro de Aizawa.

__L-Lo siento.. __ sin poder aguantar más, comenzó a llorar desconsolada, no quería que el se enterara así.

__Tsk.. Maldición, Sakura__ fastidiado pero con una mueca de resignación, Aizawa la jalo de su mano derecha, esa que había estado sosteniendo a propósito todo ese tiempo para que no pudiera utilizarla.

Sakura callo sentada en el regazo del hombre y de inmediato se abrazo a él mientras lloraba en su hombro.

__¿Cuándo?.

__El p-primer día de clases, d-después del almuerzo.. Lo s-siento, yo no quería p-perderlo.

Así es.

Sakura cometió el peor insulto del mundo, desde la perspectiva de Aizawa por supuesto.

__¿En serio creíste que no notaria que tu sortija faltaba?.

Perder la sortija de matrimonio era insultante y un pecado mortal si consideramos que Aizawa no era un hombre muy detallista y le había costado mucho elegir la correcta para su actual esposa Sakura.

__No lo notaste por meses__ Sakura levantó la cabeza y sonrió como si minutos antes no hubiera estado fingiendo llorar desconsolada en el hombro de su furioso esposo.

__Lo supe media hora después, has estado ocultando tu mano izquierda todo el tiempo, era demasiado obvio.

Así es mi queridos lectores, Sakura haruno tenía dos debilidades que ella conocía, las gafas y Aizawa Shota, su esposo. Pero la verdad es que Aizawa también tenía dos debilidades muy secretas.

Las dos igual de fuertes.

Una de ellas eran los gatos, por eso no decía nada cuando su esposa traía un nuevo felino a casa.

Y la otra, tenía una cabellera rosa y lo hacía gastar valioso dinero cada vez que perdía su sortija.

Porque si, ya la había perdido tres veces con esa.







Dedicado a DianayaneliVelasquez.

Sakuraxharem (Pedidos Cerrados ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora