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Segundo trimestre y Karina sentía que estaban aún a principios de año. El tiempo transcurría rápido. Pero algo sí había cambiado. Ella se dirigía hacia la biblioteca escolar, para su habitual "sesión de estudios" o eso pensaba que era. Los primeros días del mes ese era su objetivo, pero después de unos días, se percató de que cierta joven de cabello claro también asistía a esas horas de la tarde para estudiar.

El primer día que la había visto, casi decide salir corriendo de la biblioteca. Winter simplemente se encontraba con el libro de Biología en sus manos en una de las mesas del fondo, completamente concentrada en los estudios.

Desde ese entonces Karina siempre acostumbraba a asistir a esas horas, aunque los primeros minutos normalmente se dedicaba a mirarla un rato, y no entendía por qué. Después de unos segundos el libro llamaba su atención y comenzaba a ser lo que debía, estudiar. Esa ya era su rutina cotidiana.

Al llegar hoy, encontró a Winter en la misma mesa de siempre. Su cabello amarrado en un moño y algunos mechones de su cabello le caían desordenados por el rostro, garabateaba en su cuaderno y de en vez en cuando arrugaba la nariz o se mordía la lengua cuando no comprendía algo.

Eso fue mucho para ella, quién duró unos minutos más de lo normal observándola, hasta que por fin se obligó a mantener sus ojos en el libro del texto. Karina estaba en una mesa apartada de ella y debía estudiar.

Mañana tendrá un examen de inglés y esa era su peor materia. Ella lograba pasar las asignaturas con notas aceptables mientras que Winter era una de las mejores estudiantes del salón, considerando que las dos duraban las mismas horas estudiando en la biblioteca.

Cuando por un segundo la materia la venció, suspiró audiblemente y abrió su cuaderno de dibujos. Se perdió en su mundo dibujando lo primero que le llegaba a la cabeza. Duró casi media hora así y de un momento a otro sintió a alguien detrás suya. Volteó asustada y se encontró con una despreocupada Winter, que observaba con interés su cuaderno.

- Tú... ¿Qué haces allí? - Preguntó, y al ver que la contraria no dejaba de mirar el dibujo, intentó cubrirlo con ambos brazos ya que no le gustaba que vieran sus dibujos.

Era como si le husmearan su diario, aunque no tenía uno.

- Dibujas bien - comentó entrecerrando los ojos, intentando ver la hoja que Karina cubría. - ¿De quién son los ojos?

Cuando preguntó aquello, Karina sintió como su estómago caía. Alzó los brazos y observó horrorizada, que era cierto lo que dijo la otra chica. Plasmado en la superficie blanca habían unos ojos delicados y con algunas sombras en el iris. Sus cejas eran delgadas, el color de los ojos eran de una intensa tonalidad oscura y de inmediato Karina, aunque fuese un dibujo en blanco y negro, pudo imaginarlos de un marrón cálido y profundo.

Apretó los puños frustrada, y volteó a ver a la chica un poco irritada.

- De nadie, me los acabo de inventar - sonrió falsamente y Winter pareció creerle.

Se acercó más a ella y sujetó el cuaderno de actividades de Karina, antes que ella pudiera hacer algo al respecto.

- Eres mala en Inglés. Así no se escribe "Photograph" - le indicó, alzando una ceja y Karina se encogió de hombros.

- El inglés no es lo mío.

- Pero... la banda que te gusta canta en ese idioma - tenía un punto y Karina se quedó en silencio, esa chica sabía como sacarla de sus casillas.

- No importa. De todas formas, suspenderé en el examen - le dijo volviendo a lo suyo pero sorpresivamente Winter colocó el cuaderno en la mesa y se inclinó hacia ella para hacer un ejercicio.

- Aquí... es "foot" no "food". Una simple letra puede cambiar el significado de la palabra - comenzó a hablarle mientras escribía, su letra era hermosa y sus manos muy pequeñas y delicadas.

La chica con el rostro sereno y la blusa blanca de vuelos parecia un ángel. Karina la observó durante unos segundos, pero después comenzó a escuchar lo que explicaba e increíblemente lo entendió.

- Oh, ahora tiene sentido - musitó abriendo los ojos, su ajena rodó los suyos.

- Debes ser muy tonta como para no entender esto - dijo antes de apartarse y volver a observar a Karina a los ojos.

La peli azul comenzó a sentirse nerviosa por el escrutino de la mirada de chocolate.

- ¿Qué? Ya me insultaste, así que ya puedes irte - la retó y los ojos chocolates de Winter comenzaron a arder.

- Claro, cuando también te ayudé.

- Pero no por ser amable - devolvió, cruzándose de brazos.

- Cierto. Lo hice porque me estaba dando lástima las estúpidas caras que hacías al no entender nada - confesó inconscientemente y con eso dejó a Karina muy sorprendida. ¿Ella la estuvo observando? - Por esa razón, tú y tus amigas están como están.

Al momento de escucharla, la sorpresa (Y bueno, sí, la pequeña emoción que había sentido al escuchar aquello) pasó a ser rabia. Se levantó y enfrentó a la chica delante de ella.

- Si estamos así es por culpa de tus amiguitas y los imbéciles del salón, que no saben como tratar a la gente - le dijo en la cara y por un momento la rubia se apartó de ella.

Habían terminado muy cerca de la otra y Karina se sentía avergonzada por ello, pero intentó no demostrarlo.

- No es nuestra culpa que ustedes sean un blanco fácil. De todos modos, yo nunca hago nada - se defendió, dándose la vuelta.

- ¡Pero burlarte de nosotras y no hacer nada al respecto es casi lo mismo! - gritó a sus espaldas y Winter simplemente la fulminó con la mirada, antes de tomar sus cosas y salir de la biblioteca.

Karina suspiró frustrada, dejándose caer en la silla. No entendía el por qué, pero, Kim Minjeong la colocaba de nervios. Y lo peor era aquel... ¡Aquel maldito dibujo! No tenía idea de lo que estaba pensando al dibujarlo, pero definitivamente no era en Winter.

Ella era una niñita mimada por Papá y al igual que hace unos meses atrás en el primer día de clases, volvió a comprobar su teoría. Esa chica definitivamente era una estúpida, al igual que el resto de sus amigas.

RIVALES | WINRINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora