13

2.3K 245 25
                                    

Lo peor de todo es que después de aquella pelea se había encontrado con la rubia. Al igual que otra veces, la había fastidiado con sus amigas, sólo que había algo diferente. Cuando la estaba insultando, no tuvo ni una vez la oportunidad de observar sus ojos fijamente, Winter siempre parecía evitarlos o de alguna manera la insultaba desde lejos, sin querer acercarse.

Ya comenzaba a desesperarse, porque Karina quería ver ese color chocolate que le quitaba el aliento. Se sentía cómo una necesidad, una ridícula y patética necesidad de ver sus ojos para poder estar en calma consigo misma. No había ayudado en nada el nuevo pensamiento acerca de la rubia: querer besarla.


La quería besar y eso la asustaba, era otra necesidad que le hacía temblar de pies a cabeza cada vez que la veía. Observaba el rostro de Winter y sin poder evitarlo los ojos se le iban a sus labios, tenía los labios más hermosos del mundo y Karina solamente tenía unas desesperantes ganas de morderlos y besarlos hasta que le dolieran sus propios labios.

Suspiró. ¿Qué mierda le estaba sucediendo? No creía que fuera muy normal, el soñar todos los días con la misma chica y desear besarla. Más si no era su amiga, más bien lo contrario. Era la chica que le hacia la vida imposible y allí estaba Karina, suspirando por la rubia. Vaya masoquista.

Cada vez... cada vez más las palabras de Winter hacían eco en su mente "¿No será que estás enamorada de mi?" Y en verdad, Karina intentaba convencerse de que no era así, imposible. No, era una locura.

- ¿Karina, estás bien? - Preguntó Ningning, acercándose a su amiga.

Llevaba una gorrita de oso en la cabeza, que había ganado en unos juegos.

- Si, claro - Mintió bastante mal, sabía con antelación que si le contaba a sus amigas respecto a su problema, ellas comenzarían a delirar.

- ¿Quieren ir a las tazas giratorias? - Preguntó Seulgi al llegar, habían rastros de azúcar en sus labios.

- ¡Será divertido, vamos! - Animó Ningning, jalando a Karina y a Yeri de las manos, hasta llegar a la atracción y montarse en ella.

Estaban bajándose de los carritos cuando vieron a lo lejos al grupito de la escuela, parecía que la realidad despotricara sobre la suerte de Karina. Todo le salía mal, y para joder más las cosas allí estaba Winter, igual de hermosa que siempre.

Llevaba un vestido negro y el cabello liso suelto, reía mientras iba de la mano con Sungchan y entrelazaba su brazo con el de Giselle. Quería besarla, quería besarla, que la tierra se tragara a Sungchan. Esa era una gran idea rondando en su cabeza.

Soltó un gran suspiro y tomó a Ningning de la mano, quería alejarse de ellos a como diera lugar.

- Ningning, ¿quieres ir a la montaña rusa? - Preguntó con una sonrisa a su amiga, ella parecía feliz.

- ¡Claro!

- Vamos todas - Dijo alegremente Yeri y las cuatro de fueron a la atracción, dejando a los otros atrás.

De inmediato los ojos de Winter la vieron, pero apartó la mirada, sin dejar a Karina ver sus ojos chocolate por más de un segundo. Bufó irritada y se rió un poco, al ver cómo Seulgi intentaba darle de comer palomitas, lanzándoselas, pero estas chocaban en su nariz. Pero ella sólo podía observar a Winter.

La rubia sonreía mientras lamia un helado de chocolate con trozos de galletitas en el (era su favorito porque ya la había visto comerlo varias veces, así de acosadora era) más el estómago se le revolvía al verla dandole besos a su novio. Parecía querer tragárselo con el helado y a Karina casi le entraron arcadas.

Ella quería besarla, besarla y borrar el sabor de ese idiota de los labios de Winter. Le dolía el pecho, a horrores, sentía una fuerte opresión en el corazón y otra vez los ojos le ardían. "Mierda, mierda, mierda", maldecía una y otra vez. Sus manos temblaban e intentó ignorar la escena que se desarrollaba frente a ella.

Dolor, dolor y enojo. También odio hacia el chico, pero más que todo, enojo contra Winter. No sabia por que se sentía así, tan mierda. Todo le dolía, era horroroso y ella no encontraba explicación de su comportamiento.

Se levantó bruscamente de la silla, sus amigas la observaron preocupadas, Karina llevaba toda la semana rara y parecía que está noche estaba peor que nunca.

- ¿Está todo bien, Karina? - Preguntó Yeri, claramente preocupada por su mejor amiga e intentó tocarle el hombro, pero Karina se apartó delicadamente.

Mostró una sonrisa forzada, pero no podía engañar ni a un ciego.

- Claro, sólo.... sólo necesito ir al baño - Dijo observando con suplica a sus amigas, para que la dejaran marcharse sin pedir explicaciones.

- Bueno, si tardas mucho pensaremos que el inodoro te tragó - Intentó bromear Seulgi y recibió una débil sonrisa de su amiga.

Karina caminaba rápido, intentando alejarse de la asquerosa pareja que había en la mesa cercana a ella. Fue hasta detrás de unas carpas de franjas rojas y no se había dado cuenta, pero apretaba los puños tan fuertemente que sus nudillos estaban blancos.

El dolor seguía, le encogía el corazón, y ahora no sabía que hacer. Comenzó a pensar en los ojos chocolate, en su risa, sus labios. Oh, mierda. Ahora sentía sus mejillas húmedas y al abrir los ojos vió cuál era la razón, estaba llorando.

- ¿Qué...?¿Por qué yo...? - Intentó explicarse así misma mientras secaba sus lágrimas con el dorso de la mano, se sentía muy ridícula.

Llorar apestaba, de seguro le iba a doler la cabeza y lo peor era que no sabía por que lloraba.

Todo era culpa de Kim Minjeong. Ella era quién la hacía confundir, querer besarla, matarla, darle un golpe, abrazarla hasta romperle los brazos y besarle todo el rostro. Todo a la misma vez. Todo por culpa de esa maldita rubia de la cual estaba jodidamente enamorada.

Abrió los ojos, sorprendida. No. Mierda. No podía, no podía, o ya lo estaba, era tarde, eran dos años tarde, se había jodido.

- No... - Murmuró entre dientes mientras ahora las lágrimas calientes caían con más intensidad - ¿Era por eso? ¿En serio? ¿Al final, ella tenía razón?

Se preguntó así misma. Al parecer, Kim Minjeong siempre iba un paso más adelante que ella.

Tenía razón, Karina estaba celosa (Eso era poco, estaba muerta de celos) cada vez que la veía besar a Sungchan.

Siempre la miraba todo el tiempo porque la ama, sus ojos la volvían loca sólo porque la amaba, sus palabras siempre le dolían el doble porque la amaba tanto, que los insultos de Winter la herían profundamente y siempre la encontraba increíblemente atractiva todo porque estaba enamorada de Winter.

Se dejó caer en la grama y rodeó sus rodillas con los brazos, los jeans y las mangas de su camiseta se estaban mojando por el rocío del césped.

¿Desde hace cuánto? ¿Cuándo fue a pasar de detestarla a amarla?

Conclusión: ella nunca la odió, ella odiaba estar tan colada por Winter. Por eso en primer año creía detestarla, pero en realidad era todo lo contrario.

Duró una hora llorando todo lo que no había llorado durante dos años, desde que conocía Winter.

Lloraba por haber sufrido, lloraba porque ella tuviera novio y por lo que más lloraba, era porque Winter no sentía absolutamente nada por Karina, que no fuera desprecio y odio.

A Karina nunca en su vida se le ocurriría decirle, además, seguro sacaría provecho y se burlaría de ella el resto de los dos años que le quedaban.

RIVALES | WINRINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora