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Esta noche era el baile de invierno y Karina, a pesar de tener un vestido, no quería ir.

Durante estos días, Winter la había evitado e incluso fingía que la ojimarron no existía.

Giselle le había regañado pero Karina no entendía el por qué.

Al parecer ésta también la evitaba y solo la miraba desde lejos, con desaprobación. Estaban en el pasillo. Ningning a su lado le acariciaba la espalda y Yeri intentaba animarla.

— Vamos, Karina. Fue tu culpa—le dijo y Karina la miró con mala cara. Yeri se hizo hacia atrás— Tú fuiste la que dijo la mentira, de que no la amabas.

— Cierto, Rina. Ella... ella puede que tuviera que decirte algo importante y tú le echaste esa bomba—dijo Ning, a pesar de estar consolándola, también le reprochaba su actitud.

— Ella seguro me iba a rechazar —soltó, apoyándose de los casilleros.

— No creo eso... —comentó Yeri, rascándose la cabeza.

— Yo tampoco —dijo Ning apoyándola, aunque comenzó a sonreír cuando vió a su chica acercándose.

Giselle, al ver a Yizhuó mostró una gran sonrisa y al acercarse las dos se saludaron con un beso en los labios. Giselle le hizo un asentimiento a Yeri como saludo y luego miró con reproche a la ojimarron.

Karina se encogió ante esos ojos café.

— Eres una gran idiota, rarita —soltó mientras Karina bufaba.

— No vengas tú también. Ella me iba a rechazar y no le iba a dar la satisfacción de hacerlo —se defendió, cruzándose de brazos, y Giselle la observó como si fuera idiota.

— ¿Es que acaso eres ciega? —preguntó un poco indignada y luego volteó a ver a su chica— Amor ¿Tu amiga es tonta de nacimiento o qué?

— Ella siempre ha sido así —Ning se encogió de hombros mientras con sus manos entrelazaba los dedos con los de Giselle.

— Ya déjenme —dijo Karina e intentó irse pero, a los poco minutos, aquella chica de primero la llamó.

— Hola, Rina —la saludó con una sonrisa brillante y Karina apenas y se mostró feliz.

— Hola —dijo secamente y se disponía a irse cuando Yeji la tomó de la mano— ¿Quieres algo?

— Yo... bueno, después de todo, me preguntaba si tú... eh —la menor estaba un poco nerviosa y su piel blanca le hacía parecer un tomate en estos momentos.

Karina, un poco aburrida, vió que varias personas las miraban y parecían entretenidos.

— ¿Tú... necesitas? —intentó ayudarla y la chica se sacudió un poco, para avisparse.

— ¿Quería ver si ibas conmigo al baile de invierno? —preguntó un poco tímida y todos observaron, esperando a que ella respondiera.

Karina parpadeó sorprendida.

— Bueno... yo... En realidad —se calló al ver a Winter cerca de ellas, con el ceño fruncido. Sus labios estaban apretados y ahora todos miraban a las dos chicas, esperando el drama.

Karina no respondió, seguía mirando a Winter.

La chica de primer año ya se estaba desesperando y sacudió por el hombro a Karina, quien por fin salió del estupor y dejó los ojos marrones.

— ¿Vas conmigo, Karina? —le preguntó un poco preocupada, ya que allí estaba Winter y no la miraba con buena cara.

— Yo... Sí, claro —respondió mirando otra vez a la pelinegra, quien abrió los labios y cerró los ojos, antes de darse la vuelta e irse por el pasillo.

RIVALES | WINRINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora