Prólogo

47 4 0
                                    

/Narra el autor/

  En un universo alternativo, un Superman, al igual que muchos otros en un día cualquiera, estaba en Metrópolis luchando contra una amenaza muy peligrosa. Un monstruo muy peligroso amenazaba la vida de todos los civiles mientras que el heroe de azul y rojo hacia hasta lo imposible para detenerlo. La lucha fue feroz y duro varias horas hasta que esta criatura fue vencida y el heroe pudo volver por fin a su hogar. Al llegar, lo esperaban en la puerta su esposa, Lois Lane, y su primogénito, quien era un niño que no superaba los 10 años, John Kent.

Lois: Hola, Clark. Te hemos estado esperando.

John: Hola papá *Corre a abrazar a su padre*

Clark Kent: Hola hijo. *Lo abraza* ¿Cómo estan todos?

Lois: Nosotros estamos bien ¿Y tu? Esa pelea fue bastante dura.

Clark: Nah, estoy bien. No fue para nada difícil.

  En ese mismo instante, John alzo sus manos hacia su padre y este entendió al instante lo que quería. Lo alzó y lo puso sobre sus hombros. Clark besó a su esposa mientras su hijo estaba sobre él y veía todo desde lo alto.

  El tiempo pasaba mientras que Clark Kent acomodaba su vida como heroe, periodista y padre. Su vida era ajetreada y aveces hasta complicada, pero se las arreglaba para pasar tiempo con su familia al mismo tiempo que ayudaba a la ciudad cuando estaba en grave peligro. Había ocasiones en donde debía volar de una lado a otro para estar en la vida John y combatir villanos.

  A medida que el tiempo pasaba, John Kent comenzaba a desarrollar mejor sus poderes, y con ayuda de su padre y de la liga, fue capaz de controlarlos eventualmente. Fue entrenado, querido, apoyado y, con el paso del tiempo, se unió a su padre en la lucha contra la maldad y la villanía. Padre e hijo se convirtieron en un dueto que peleaban por la justicia y esto se convirtió en parte de la vida diaria para la familia Kent.

  Tiempo después, en un día normal y corriente como cualquier otro, Superman estaba trabajando como lo hacia todos los dias. Unos ladrones llegaron y asaltaron un banco. Era lo típico en la ciudad de Metrópolis, salvo por una cosa. Superman apareció desde el cielo y bajo para detener a los criminales. Casi todos fueron derrotados y noqueados y faltaban solo dos para terminar el trabajo. Uno de ellos comenzo a dispararle al superheroe tratando de hacerlo de retroceder, pero no fue suficiente. Cuando estaba a punto ser capturado, su compañero sacó una pistola y logró lastimar al heroe de capa con una bala de kryptonita. Los criminales lograron huir pero olvidaron el dinero y Superman se fue de inmediato a su casa como pudo.

  Cuando tocó la puerta, Lois abrió, y al verlo herido inmediatamente lo hizo entrar y recostarse.

Lois: *Preocupada* Por el amor de dios, Clark - Ella fue por su equipo médico y unas vendas - Sabes muy bien que debes tener cuidado con la Kryptonita. Resiste por favor...

Clark: Tranquila.... resisitiré... eso creo.

Lois: ¿Cómo pasó esto?

Clark: Un asalto al banco. Creí que era un simple asalto con ladrones comunes pero... poseían un equipo mucho mejor de lo que esperaba, entre las cosas tenian balas de kryptonita.

  Lois trataba de sacar la bala mientras que Clark estaba cada vez mas pálido y débil. Trataba la herida mientras trataba de sacar la bala. Luego de varios intentos y muchas horas, por fin Clark comenzaba a recuperarse.

  Al poco tiempo, la pareja comenzó a beber y a disfrutar de la noche. Debido a la ausencia del hijo de los Kent, los adultos aprovecharon para embriagarse y hablar de forma mas tranquila. Mientras Lois regañaba a su esposo al mismo tiempo que bebía, este le seguía el ritmo mientras asentía. Al seguir debilitado por la Kryptonita, el alcohol comenzaba a nublar lentamente la mente del hombre de acero.

Clark: *Ebrio* ¿Sabes...? En parte... me alegro de que John fuera a dormir en lo de un amigo... asi podemos hacer algunas... cosas que no hacemos desde hace un tiempo...

Lois: *Coqueta* ¿Cómo qué?

Clark: Creo que lo sabes mejor que yo.

Lois: Quiero que tu lo digas.

  Él se levantó, cargo a su esposa a la habitación, a pesar de su herida, y al recostarla lentamente le susurró.

Clark: Hagamoslo.

  Luego de una noche de pasión y varios meses despues, Lois Kent por fin iba a dar a luz a su segundo hijo. Estaba en el hospital con las piernas lo más abiertas que podía. Respiraba con dificultad mientras un gran dolor estaba presente en su cuerpo. Luego de muchos gritos y esfuerzos, por fin se oyeron unos llantos y eso hizo que el padre se presentara inmediatamente.

  Cuando el padre vió en los brazos de su esposa un pequeño bulto, de inmediato notó que era. Era un varón recién nacido esperando por un nombre. Clark pidió cargarlo y Lois accedió a darselo para que pudiera abrazarlo. Entre sus brazos, el pequeño parecía un ser tan indefenso, tan inocente y tan frágil. Era como un pedazo de cristal, capaz de romperse con tan solo un poco de fuerza. Apenas pudo abrir los ojos, sonrió y río al ver a su padre con lágrimas en los ojos y con una emoción indescriptible. Para Clark Kent, su hijo era como una pequeña flor que podia ser arrasado tan solo con una brisa.

  Clark no pudo más y abrazo a su hijo. Lo que antes fue alegría y felicidad, poco despues se volvio caótico. En la habitación se pudo escuchar un llanto de agonía y dolor. Como si alguien se hubiera lastimado con algo... o por alguien.

El Hermano De John KentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora