Epílogo 1

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Haruki.
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Después de una larga jornada en el hospital, Izuku se sentía agotado, le dolían los pies y parte de sus hombros  por atender a las personas del accidente causado por un imprudente que detuvo el metro en medio de su recorrido, ocasionando un desastre en el que la gente resultó herida ante el repentino accionar del vehículo. Al menos le aliviaba que la cena la había hecho antes de irse a trabajar, solo quería darse un buen baño y meterse al ofuro para después dormir en brazos de Shouto que debía de estar ya en casa.

—Ya llegué, Shouto. —dijo quitándose los zapatos y avanzando por el pequeño departamento.

Mas la extraña escena en la sala-cocina fue la que lo saludó, vio a su padre de pie con una mirada severa en dirección a su esposo y a su madre que estaba en la mesa baja dándole la misma mirada que Hisashi a Shouto que no alzaba la cabeza. Izuku iba a preguntar que pasaba, pero notó el sobre con los análisis de sangre que revisaron él y su pareja antes de irse a su trabajo, entendiendo el porqué de la escena en su hogar.

—Necesitan explicarnos un par de cosas ustedes dos.

Izuku pensaba huir, más su esposo estaba ahí y no podía dejarlo cargar con la culpa de las acciones de ambos, pues los dos habían actuado y como matrimonio debían enfrentar las cosas juntos. Suspiró sabiendo que se merecía el regaño, dejó su mochila en el tatami y se sentó a lado de Shouto.

—De verdad quería bañarme, estar en el ofuro y dormir. —murmuró el de pecas, siendo escuchado por Shouto que se sintió mal por él.

—Explica esos papeles, Izuku Midoriya.

—Papá, ahora también soy Todoroki. —mencionó suspirando cansado al ver el ceño fruncido de su padre.

—Izuku, por favor. —suplicó Inko que ya no podía mantener su mirada de molestia, pues se mostraba llorosa.

—Lo lamento, mamá. Son análisis de sangre, hace unas semanas empecé a notar anormalidades en mi cuerpo, decidí hacerme unos análisis y ahí esta el resultado de lo que cambió mi cuerpo, el útero que tengo perfectamente puede alojar vida y tengo cuatro meses de embarazo.

» Lamento haberles mentido sobre nuestra convivencia cuando solo vivíamos juntos, pero ya estamos casados y en ese entonces yo no sabía.

Hisashi dejó de fruncir el ceño, se sentó en el tatami y vio a los ojos a su hijo. Los iris verdes no rehuyeron a los iris negros que incomodaban a más de una persona, pues Izuku no se sentía arrepentido y mucho menos había algo que ocultar sobre la más pura verdad en su persona.

—¿Estas decepcionado? —dudó hablando al fin al notar el pesar en la mirada del hombre que más que molesto, parecía triste.

—No, supongo que algo así pasaría. No el embarazo, sino que mantendrían intimidad. No sé que pensar, Izuku. —dijo lo último sintiendo el tacto de su hijo que le tocaba el hombro de manera comprensiva.

—Está bien. No te culpo, se que es difícil comprenderme. Mamá, ¿estás enojada con nosotros?

—Ya no puedo hacer nada, Izuku. Estoy molesta por dejar que las cosas se les fueran de las manos, pero no puedo hacer nada más que preocuparme por ti, ¿como te sientes?, ya sabes que tu cuerpo es muy diferente y...

—Lo lamento. —interrumpió Shouto por séptima vez sin alzar la cabeza, pero Izuku le miró con cariño al tomar su mano y le sonrió cuando le vio alzar la mirada.

—Deberías, profanaste a mi bebé antes del matrimonio, Shouto. —se entrometió el adulto entre ambos jóvenes.

—¡Papá! —se quejó Izuku con el rostro ruborizado, soltando a Shouto para taparse el rostro avergonzado.

You and MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora